Un país donde quemar vivas a dos personas en su casa no es
terrorismo y “vale” 18 años de cárcel, es un país en estado de semi barbarie.
Ya saben, 18 años, menos uno que lleva dentro el asesino,
menos la mitad de la pena, menos la supuesta buena conducta, no son más de 8 años
de cárcel por el horroroso crimen que cometió Córdoba. Además, consideren la
salida nocturna, la dominical y lo que sea.
Y agréguenle que entre la Corte de Apelaciones, la Corte
Suprema, la Corte Interamericana de Derechos Humanos y todo el resto de las
cortes que se me puedan olvidar, el psicópata emplumado puede quedar libre en
cualquier momento. Y claro, siempre puede existir la posibilidad de arrancarse
en un helicóptero, tal como hicieron los asesinos de Jaime Guzmán “en plena
democracia”.
Antes de lo que todos se puedan imaginar, Celestino Córdoba estará
dedicado nuevamente a sus revolucionarios menesteres.
La decisión del tribunal de tipificar como delito terrorista
el incendio de la propiedad de la familia Seco Fourcade, gracias a que los sobrevivientes
pudieron atestiguar en el juicio; y de no declarar como delito terrorista el
incendio y la muerte del matrimonio Luchsinger MacKay precisamente porque el
acto no-terrorista no dejó sobrevivientes, entrega una clara señal: No hay que
dejar sobreviviente, ya que en la práctica están dejando vivos a futuros
testigos. Todo esto, gracias a la gentileza del gobierno de excelencia 24/7 y
su cabecilla, el payaso ególatra, que modificó la ley antiterrorista de manera
tal que hoy los jueces le pueden dar este tipo de interpretación.
Algo muy importante. La prensa chilena se refiere al
criminal como “el machi’, y ‘el machi” se pasea por el tribunal como Pedro por
su casa con traje típico y un sombrero de plumas. Gracias a esto, la noticia
internacional es que “un machi” está siendo condenado por el Estado chileno por
¿ser machi y reivindicar a su pueblo?.
La estupidez de la prensa supuestamente de derecha y de los políticos
supuestamente de derecha es supina, se compran y utilizan todos los nombres acuñados
por la izquierda hasta transformarlos en términos de uso público y cotidiano. Desde
el “quiebre de la democracia”, siendo que el ’73 en Chile ya no había democracia,
hasta “el machi”, siendo que el fulano está preso por asesino y no por ser
supuestamente “machi”, la lista de términos destinados a modificar la historia
y la realidad en base a “mentiras verdaderas” es kilométrico.
Ya lo dijo Gramsci, hay que cambiar la hegemonía cultural
como paso previo a la toma del poder.