MI SOLUCIÓN A TODOS LOS MALES

He decidido autoproclamarme como el candidato presidencial a la República Bananera de Barbarilandia número 478. No le temo a la competencia. No iré a primarias. No tendré lista parlamentaria. Solo me interesa reunir los suficientes votos, que en este momento se tasan en algo así como $1.550 c/u.

 

Mi meta es obtener el 2% de la votación total, y para lograrlo prometeré lo que haga falta, ya que no voy a ganar y, por lo tanto, no tendré que cumplir con nada de lo prometido.

 

Mi idea es atender a los extremos, gente siempre dispuesta a votar por cualquier energúmeno que aparezca en el horizonte. Un 1% de la extrema derecha y un 1% de la extrema izquierda no parece ser demasiado difícil de obtener con el discurso apropiado y segmentado hábilmente.

 

Solo me falta resolver un detalle, como hacer para que un comunista no vea la publicidad destinada a los fascistas, y viceversa. Tal vez sea un detalle menor y nada más que eso, esta gentuza suele no pensar demasiado, su cerebro reptiliano no se los permite.

 

A la extrema derecha le prometeré construir una zanja en la frontera, la que rellenaré con soda cáustica hirviendo, y campos de concentración en medio del desierto sin agua ni comida, donde apiñaré uno sobre el otro a todo aquel que no sea disuelto por la soda cáustica al intentar saltar la zanja junto a su mujer e hijos pequeños. Se que mucha gente saltará de alegría al saber de esta iniciativa. La estaban esperando.

 

A la extrema izquierda le prometeré fusilar a todos los momios y tirar al colchón a todas las momias; incendiar toda la parte de la ciudad que se encuentre a partir de la estación del Metro Los Leones, y permitir el saqueo de todo el comercio establecido en el territorio nacional hasta su total extinción. Se que mucha gente saltará de alegría al saber de esta iniciativa. La estaban esperando.

 

Instalar miedos irracionales entre la población con la intención de favorecer negociados particulares, es pan de cada día. Dividir a la muchedumbre entre los nuestros y los de ellos también lo es. Se trata de crear cotos de caza particulares donde es tarea fácil cazar la fauna del lugar. Una vez que la manipulación por medio del terror se hace efectiva, la muchedumbre es capaz de aceptar como deseables las barbaridades más inconcebibles, como puede ser matar negros, matar ricos, matar palestinos, o abogar porque la guerra de Ucrania no termine nunca jamás en nombre de la paz, la democracia y los buenos modales occidentales.

 

Lanzar una bomba atómica sobre Irán con el noble fin de evitar que las mujeres utilicen el hiyab, no parece ser descabellado luego de una buena dosis de propaganda al respecto. Tampoco parece ser descabellado luchar contra el cambio climático o la producción de carne vacuna, mediante desconcertantes mensajes en “X” emitidos desde un teléfono de última generación fabricado en medio de la selva vietnamita, y con tierras raras obtenidas desde una mina subterránea afirmada con palos en El Congo, trabajada por un niño esclavo y semi desnutrido de nueve años cavando con una cuchara a cambio de un tazón de arroz y agua contaminada con caca cada doce horas.

 

Cuando el miedo desquicia nuestros sentidos, cayendo presos de la ansiedad y el pánico, perdemos el discernimiento, permitiendo que los manipuladores sociales pueden convencernos de que nuestros actos de barbarie son en realidad acontecimientos beneficios para la humanidad, mientras que los actos ajenos son todos horribles, defectuosos y desprovistos de toda moral.

 

¿Saben una cosa? Creo que no he sido lo suficientemente consciente de los beneficios que puede acarrearme mi candidatura presidencial. Trabajar por un 2% me parece poco exigente, como están las cosas hoy en día y con la cantidad de locos que andan sueltos esperando un líder carismático que los guie al nirvana, soñar con un 5% del electorado no parece ser un objetivo difícil de cumplir.

¡Voten por mí!