Un gallo del
comando de la vieja cara de pasa trató de atorrantes a los atorrantes del gobierno
de atorrantes, y se armó la batahola. No descubrió nada nuevo si ha leído mi
Blog. Permítanme adjudicarme el certero apelativo sobre estos atorrantes. Yo
fui el primeo en utilizarlo.
Boric es un atorrante,
de eso no puede existir duda alguna; la exembajadora en Argentina tan dada a la
chuchada como buena atorrante que es; y el embajador en España, que al lado del
rey globalista pro agenda 2030 parecía sacado de un vertedero, son solo tres casos
“emblemáticos” como gustan definir estas cosas los atorrantes del gobierno. El
FA está repleto de picantes de esta calaña.
¡Es que son
atorrantes!, si eso no se puede negar.
Un atorrante
no es una persona rica o pobre; con más o menos estudios; vestida de una manera
u otra; que vive en un lugar o en el otro. No. Diferenciar a la gente así es
arribismo de parte del observador, es discriminación, solo eso.
Un atorrante
es un huevón penca, rasca, mal agestado, sucio, que cultiva la fealdad en cada
uno de sus actos; con modales zafios ¡Un atorrante, poh! ¿o no saben acaso que
es un atorrante? Un atorrante es Boric y su banda, esa lacra de atorrantes. Eso
es ser un atorrante, usted los ve y lo sabe de entrada.
La fulana esa
de la fundación creada para robar tiene una pinta de atorrante mas grande que
la cresta, y su cómplice también; la Polizzi es una atorrante, ninguna mujer
decente anda bailando a poto pelado. Hay muchos que se hacen los finos, pero
les cuesta, son unos atorrantes también.
Y lo peor de
todo esto es que el pueblo chileno es un pueblo mayoritariamente de atorrantes,
porque solo un atorrante aceptaría algo tan rasca como elegir a un presidente atorrante.













