miércoles, 1 de octubre de 2025

APARECIÓ LA VIEJA

Puta que han hueveado con la vieja culiá desaparecida que apareció. Siempre hemos sabido que hay varios muertos vivientes andando por ahí, mientras su parentela cobra beneficios y beneficios sin parar.

 

Los exonerados políticos son otro negociado criminal, según Raúl Celpa, son unos 100.000. Todo el mundo lo sabe y nadie hace nada al respecto. Seguramente hay falsos exiliados y falsos vaya usted a saber. En Barbarilandia la sinvergüenzura es pan de cada día, es parte del ADN patrio y nadie lo va a cambiar nunca jamás. Es la parte toxica de la “chilenidad”.  

 

Las falsas víctimas de la dictadura son el negocio más grande de todos los tiempos que ha parido la imaginación nacional. Sirve para azuzar mentes retorcidas; sirve para hacerse la víctima, sirve para cambiar la historia de manera grosera; sirve para ganar elecciones; sirve para vivir sin trabajar; sirve para todo. Este truculento invento es como el mentholatum de la política nacional.

 

Hordas de fanáticos y buenistas vitorean las soflamas de políticos retorcidos que nos advierten sobre la maldad de los demás mientras se victimizan durante generaciones. Nietos y bisnietos viviendo obscenamente del esqueleto del pobre viejo que, según pensaba, luchaba por un mundo mejor, aunque sea equivocado, aunque sea a tiros.

 

El negocio de la victimización sea cierto o no, porque de haber habido muertos los hubo, y de ambos bandos, no puede transformarse en un lucrativo y abyecto negociado.

 

Cualquier persona de bien debiera sentirse escandalizada, pero no se escucha padre.