No esperen manifestaciones
de la horda de feminazis y las tontas útiles que las siguen, a favor de la
pobre mujer que fue asesinada a palos por el grupo de salvajes psicópatas
ecuatorianos ¿Saben la razón? Porque el negocio de la política es así. El
problema no es que asesinen a la señora, el asunto es quien la mata. Si la mata
el marido, amante o conviviente, se arma el escandalo respectivo ¡femicidio a
la vista!; si la mata cualquiera de por ahí, pues se oculta, no es negocio para
nadie. Y si el asesino es un extranjero que se ha traído de mano de obra barata,
y por lo tanto de votante de la izquierda, pues se oculta aún más. Los pobres
no son asesinos, sino víctimas del modelo. No se puede fomentar el “racismo”.
¿Recuerdan
el caso de Nábila Rifo? Pues compárenlo con este ¿Han leído sobre el caso “La
Manada” de España? Pues la prensa y sus amos, los políticos, han armado un show
sin parangón, culpando a los acusados de violación, sin importar si son o no
culpables de ello, mientras ocultan las violaciones masivas de mujeres
españolas en manos de “moros”. Ya comenté sobre casos similares en Alemania,
Reino Unido y otros lugares.
Para los políticos,
es decir, para quienes controlan el Estado y por lo tanto el gran negocio,
nuestras vidas no valen nada, solo vale nuestro voto cada cuatro años y muestra
docilidad entre elección y elección. Mientras tanto, nos ordeñan hasta la última
gota posible.
Lo que “sale
en la tele” es lo que conviene al negocio; y lo que “quiere la mayoría” es lo
que ya “salió en la tele”. Lo “aceptado socialmente” es lo que nos cuentan
Matamala, Rincón, los animadores de matinales y los entrevistadores de farándula
mientras festejan o ponen carita de emoción; y lo “rechazado por la sociedad”
es lo que nos cuentan los mismos personajes que renunciaron a su profesión de
periodista (los que la tienen) mientras fingen indignación.
Para esta
gentuza no existe el mal porque no existe el bien. Todo es relativo. Ellos nos
muestran “su” verdad, para que nosotros la hagamos nuestra.