Cada día que pasa escucho más estupideces. No han sido una ni dos personas a las que le he escuchado lo siguiente: “Yo pensaba que ganando Boric se terminarían los problemas en el sur, que todo estaría mas calmado”. También pensaban que se acabarían las protestas de los viernes y demás actos reivindicatorios de la dignidad humana.
A veces uno no
sabe qué contestar. Por ejemplo, he contestado: ¿Y por qué pensabas eso?
Respuesta: No sé, yo pensaba…. En ese momento me tiento en arrancar del lugar,
no sea cosa que se contagie como el Covid 19, si embargo, en un acto de valentía
sin parangón en Barbarilandia me quedo a luchar contra molinos de viento,
espetando: Pero si hasta hace unos meses Boric estaba en la calle con todos
ellos, haciendo lo mismo que hacen ellos y luego legisló a favor de todo esto. Terminó
con el supuesto estado de emergencia en el sur y pretende liberar a los mártires
deal 18/O. La respuesta es siempre similar. Un poco de nerviosismo, un poco de
risa estúpida, otro poco de movimiento de manos y luego un largo silencio
interrumpido por “es que yo pensaba”.
¿Qué pensaba
mi sabio (a) interlocutor (a)? Pues pensaban que ganando los artífices de la revolución
se terminaría la revolución. Digo yo, ¿para que quieren educación pública y
gratuita (no digo de calidad para no ser acusado de sarcástico)? ¿No será perder
tiempo y dinero? Digo yo no más… Es decir, yo solo pensaba, como mi
interlocutor.
Otras veces
me pregunto si todo esto es real y se dice en serio, o es solamente una manera
de entablar una conversación, como, por ejemplo: Qué hace calor, ¿verdad?, o su
variante invernal Qué hace frio, ¿verdad? A lo que uno responde con paciencia y
esmero afirmativamente según la estación del año.
Hay quienes
prefieren comentar sobre el estado de salud del susodicho, o en subsidio el
estado de la relación familiar ¡Todo bien gracias!, es menester contestar ante
tan empático cuestionario. Si en cambio el interpelado prefiere confesar algo
tan trasversal como que tiene ganas de estrangular a la iñora esperando que la
paz y el bien reine sobre su vida, o que la hinchazón y el meteorismo (este
nombre me encanta) provocado por el colon irritable no da tregua, todo el encanto
de esta entrevista pasajera se desmorona.
A nadie le preguntan
en serio sobre la iñora, el colon o el clima, esperando una confesión de partes
o una opinión divergente, es todo parte del show de la chilenidad en que los
halagos y los lugares comunes permiten salir del paso. Pero todo esto es
aceptable, además de formar parte de las tradiciones nacionales que no se deben
perder solo por pretender aparentar un poco de inteligencia artificial.
Ahora bien,
de ahí a asegurar que pensaban que reinaría la paz una vez que Boric, uno de los
lideres de la revolución y sus delitos asociados llegara al poder, es como
mucho. Una cosa es hacerse el estúpido, y otra muy distinta es serlo, mas
encima parecer, y presumir de ello ¿No será mucho? Digo yo… Es decir, yo pensaba
no más.