El show de
la Teletón ya no tendrá la “vedetón”. Los organizadores se anticiparon a un escándalo
nacional, las mujeres pueden aparecer con las tetas al aire en la calle, pero
no en la televisión. Eso de que son dueñas de su cuerpo depende del “contexto”.
El Metro
retiró una publicidad de Burger King que decía respecto de una hamburguesa: “Mas
long que la fila de extranjería”. Otro escándalo nacional. Hasta la Ministra de
Transportes apareció en televisión condenando el hecho. Los negritos son intocables.
Además debemos integrarlos, contagiándolos con nuestra acomplejada vida, para
que se sientan parte de esta puesta en escena más falsa que Judas.
Chile se ha
transformado en un país de huevones amargados. Todo es políticamente correcto.
Todo es un escándalo. Todo es cuestionado. Una especie de conservadurismo
escalofriante recorre desde Arica a Punta Arenas.
No sea cosa
que alguien se moleste. No sea cosa que alguien diga algo. No sea cosa que te echen
del trabajo. No sea cosa que te llamen el apoderado. No sea cosa que alguien
piense mal de ti. La gallá vive atemorizada y no es para menos, basta recordar
los casos como el de Villegas y el profesor Rojas. Aparece un indignado o algún
pobre infeliz mancillado en su honor, y ya, el mundo se viene abajo.
Los pobres
diablos se sienten abusados. Las pobres diablas se sienten violadas. Los descendientes
de indígenas de quinta generación se sienten despojados. La culpa es del otro,
el mundo es malo, la vida es invivible. Se nota que el populacho bárbaro
nacional nunca vivió una guerra, además de ser salvado del comunismo el 73. No sé
de qué tanto se queja esta horda de indignados.
No haga
comentarios en el trabajo ni con los vecinos. No use redes sociales. No cuente
chistes. No opine. No le diga negro a un negro. No diga que la Daniela es
hombre. No diga la verdad ni use el sentido común, es malo para la salud y
puede terminar en el ostracismo o en la cárcel.