El peligro
de Piñera, y a esta altura de toda la ex derecha que lo apoya para ganar en
lugar de perder, aunque ganen para perder de todos modos, es este: Piñera
anuncia que su programa de gobierno tendrá un costo adicional para los
contribuyentes de 14.000 millones de dólares. Luego de las críticas de rigor de
la izquierda, el candidato Guillier anuncia que su programa costará 21.000
millones de dólares. Los rojos no podían ser menos que los fachos. Tal vez de
ganar la Brea, su programa nos cueste todo, ya que luego de ella no quedará
nada.
Esto mismo sucedió
con la reforma tributaria que comenzó Piñera y continuó el dúo Arenas-Jorrat. Cada
vez que la derecha corre el cerco hacia la izquierda, la izquierda se vuelve un
poco más marxista ¿La derecha pretende ser el centro? Pues la izquierda instala
una revolución, en nuestro caso llamada “reformas profundas”. Pero qué le vamos
a hacer, este fenómeno ya es una realidad.
Ahora Piñera
insiste con uno de sus sueños, la reelección presidencial. Ya lo sondeó durante
su gobierno y no tuvo eco ¿Cuál será el plan? Tal vez pretende dejar en La
Moneda a alguna de sus mascotas durante cuatro años y luego volver por dos
periodos, al más puro estilo Putin. Una jugada muy arriesgada y a muy largo
plazo que puede terminar con un gobierno de extrema izquierda con reelección indefinida
previa modificación constitucional. Claro que a Piñera eso no le importa, el
hace su juego y si pierde ya tiene su dinero en el extranjero.
Espero que
José Antonio Kast obtenga al menos un 10% en la próxima elección, de tal manera
de posicionar una verdadera alternativa de derecha y una competencia real
dentro de “nuestro sector”. Por mientras, peor es tener a Guillier en palacio y
al barbón mechero con el pelao bicicletero al acecho.