No importa
la cantidad de muertos, enfermos y advertencias de un sobrepasado e inútil gobierno,
a demasiada gente no le importa nada ni nadie. De nada sirve la evidencia, los
ruegos del personal médico, la realidad. Esta Semana Santa nos dejó imágenes de
colas en el terminal pesquero y otras kilométricas de vehículos intentando salir
de Santiago, las que asombraron solo a aquellos que aún no conocen bien el
significado de “populacho bárbaro”.
Seguramente
el mismo día en que comiencen a funcional nuevamente los centros comerciales,
una horda de consumidores consumistas se agolpará en ellos con el objetivo de comprar
cualquier cosa que estén vendiendo. En Las Condes y Pudahuel, en Reñaca y Coronel.
Tal vez madruguen, o duerman frente a la puerta del mall. Y ni hablar del próximo
10% y la frenética carrera por deshacerse de esos cochinos billetes
capitalistas.
Estos actos
de salvajismo demuestran, una vez más, que este pueblo vil solo puede ser
controlado por medio del castigo ejemplificador y la amenaza. Derechos y
libertades, son confundidos con libertinaje y descontrol. Es la esencia del chileno,
vivir al día, festejar lo comido y lo bailado, no mirar más allá de su nariz, avivarse,
“saber hacerla”. Otros pagarán las consecuencias, otros financiarán los
derechos sociales, otros morirán de Covid, otros atenderán los hospitales, otros
deber solucionar sus problemas, otros verán que hacer el día de mañana con el desastre
que esta gentuza de mal vivir se esmera en provocar.
Quienes
dividen ideológicamente este problema entre estatismo y liberalismo; entre cuarentenas
e inmunidades de manada; entre derechos individuales y bien común; entre las
razones o sinrazones de la OMS y el malo de Bill; entre buenos y malos; entre mis
geniales ideas y tus malas ideas, no entienden nada. Se trata de tener sentido común;
de observar el entorno; de ser decente; de actuar dentro de rangos normales de ética
y moral; de ver más allá de la punta de la narizota. Se trata, en definitiva,
de intentar solucionar un problema sin causar otro aun mayor, aportando todos
nosotros algo para que eso pueda ser realidad ¿Puede ser alguien tan imbécil que
no es capaz de entender esto?: ¡Si!
Unos pocos días
de vacaciones, relajo y desenfreno, no compensan meses de cuarentenas, muerte,
enfermedad y ruina ¿Una reineta con arroz lo compensa? ¿Dos días en la playa acaso
lo valen? El asunto, estimados imbéciles (para quien corresponda) no consiste
en buscar a alguien que solucione nuestro problema, el asunto consiste en que tú,
estimado y ridículo personajillo de poca monta, intentes solucionar el tuyo sin
causarme uno a mí. El asunto, estimado chanta, consiste en no ser vivo, sino
inteligente, y de no serlo, al menos reconocerlo y aceptarlo.
El asunto,
estimado y despreciable pililo, consiste en comprender que no existe una solución
a tu pedestre problema, sin una solución al problema de todos nosotros. El
asunto, estimado y ridículo miserable, consiste en que ya sabemos que las cuarentenas,
la muerte y la ruina son una realidad, te guste o no, le creas o no le creas al
malo de Bill, te sientas o no te sientas con derecho a ser imbécil, te compres
los desvaríos del youtuber de izquierda o de derecha, o prefieras a Bachelet o a
Bolsonaro. El asunto, estimado idiota, es que eres una mala persona, un
miserable, un desconsiderado y tal vez hasta un psicópata de mierda.
Mira
estimado ahuevonado, bicho mal parido, lee bien esto: Este gobierno y todos los
gobiernos, nos advirtieron hace mas de un año que, te guste o no te guste, las
cuarentenas serán una realidad si los casos de Covid llegan a ciertos límites. Nos
advirtieron demás que, quien quiebre, quebrará, y que no rebajarán impuestos,
condonarán deudas, ni nada por el estilo. Esa es la realidad, estimada rata
despreciable.
La realidad,
estimado y pulguiento miserable, es eso, la realidad, con lo que tenemos que trabajar
para salir adelante. Tu, yo y todos ¡Todos! La realidad, estimado (ya no se que
mas decirte) es que el arriendo se paga el día 5; el dividendo el día 10; las imposiciones
el día 13; el IVA el día 20; la quincena el día 15 (obvio), los sueldos todos
los fines de mes. La renta en abril; las contribuciones de bienes raíces en
abril, junio, septiembre y noviembre; las patentes municipales en enero y julio.
Servicios y gastos comunes una vez al mes ¿Sigo, estimado (ya no se que decirte)?
La realidad,
estimada bazofia semi humana (ya se me ocurrió que decirte), es que la gente
muere, se enferma y se arruina, mientras tú, estimado (otra vez perdí la
creatividad), eres nuestro principal problema, y para lo que tu tienes no
existe vacuna.