He vivido engañado por 47 años. Y tal como en las teleseries
mexicanas y venezolanas donde el hijo del rico en realidad era el hijo del
pobre y el hijo del pobre era el heredero de la fortuna, hoy me di cuenta de mi verdadera condición. Soy un humanoide. Quien
lo iba a decir.
Hoy fui a votar por el candidato de la UDI populista, Pablo
Longueira. Me acerco a la mesa; me dicen “firme aquí”; me entregan un lápiz y
un voto con una estampilla; entro a la casucha; abro el voto; y me doy cuenta
que solo aparecen los cuatro jinetes del Apocalipsis; Bachelet, Velasco, Orrego
y Gómez.
Salgo y le digo a uno de los tipos de la mesa: “Aquí falta
una hoja”, salen estos cuatro candidatos nomás. No –me dicen-, lo que pasa es
que usted es “A”.
¿Cómo que soy “A”?. Sí – me insisten-, usted está inscrito
en algún partido político de la nueva mayoría. Les expliqué que estaban en un
error, que yo no estoy inscrito en ningún partido, y que ni siquiera ando
firmando por “no a las represas”, ni por “si al aborto”, o cosas como esas que
luego utilizarán como les de la gana. No hubo caso. Legalmente soy un
humanoide.
Uno de los tipos que estaba en la mesa agarra mi voto en
blanco y me dice que lo acompañe donde algún jefe, y en el camino me dice: ¿“Y
no le gusta ninguno de estos”? –señalando a los cuatro jinetes-. No –le
respondí-. Y ahí si que la cosa se puso burda: “Vote por uno de estos nomás, si
estos están con los pobres”.
El jefe de no se que me indicó que, o votaba por uno de esos
o no podía votar. Le respondí que no votaba pero que ya me habían hecho firmar
y tenían que anular ese voto y que no me iba hasta que esto se arreglara. Ahí
parece que me tomaron en serio.
Fuimos a la mesa, y el mismo tipo que tenía mi voto en
blanco y que me “insinuó” votar por uno de los cuatro que supuestamente ayudan
a los pobres, me dijo que no me preocupara de nada. Le dije al jefe que si no
me anulaban la firma del libro y ponían la razón de la anulación, yo no me iba
y que por si no lo notaban ya me estaba empezando a cabrear. Escribieron en el
libro lo que les dije, y el lunes o martes voy al Servel para saber si soy
rosado o rojo. Y yo que ando diciendo que soy pinochetista. De seguro voy a
terminar con una crisis de identidad.
¿Qué me dicen?. Ese voto pudo haber terminado en blanco,
nulo, o beneficiando a algún (a) izquierdista, ya que en esa mesa eran todos
zurdos. Lo otro: ¿La derecha no tiene apoderados de mesa?.
Por último, la patrona, que iba a votar por Allamand, me
dijo que votó por Longueira para que no perdiera mi voto. Algo es algo.