Mucho se
dice sobre el calentamiento global, cambio climático o como se le llame en el
futuro, oportunamente, dependiendo de
los intereses de quienes lo promueven como una realidad o lo niegan. Yo no
entiendo sobre esto, por eso no escribo sobre el tema. Sin embargo habría que
recordar algunas cosas.
Los señores políticos,
sus mascotas de la prensa y todos aquellos escribidores de papers que publican
lo que es políticamente correcto publicar, que postulan a subsidios para
investigar lo que es políticamente correcto investigar y propagan ideas que les
dan de comer, nunca dicen la verdad, tampoco mienten, solo dicen lo que les encargan,
lo que les conviene. Algunas veces la realidad coincide con sus intereses, otras
no ¿Esta vez?: No lo sé.
Todos los
subsidios gubernamentales relacionados con el cambio climático, financiamiento
de ONGs, subsidios a plantas de energías alternativas, documentales, viajes bien
pagados, shows de todo tipo y todo lo que se nos ocurra, probablemente pueden
ser el mejor negocio del mundo, capaz de competir con el tráfico de drogas y la
venta de armamento. Los intereses son demasiado grandes como para anunciar algo
distinto a la verdad oficial. Verdad que ya escaló a un nivel religioso. Quien
niegue o al menos ponga en duda el cambio climático, es un enemigo de la
humanidad que debe ser silenciado.
Ahora bien. Recuerdo
mis años de colegial. Al salir en las mañanas el pasto estaba escarchado, los
vidrios de automóviles también. Yo y mis compañeros usábamos bufandas y guantes.
Todas las tiendas los vendían. Busquen hoy alguno en alguna tienda y supongo
que no lo encontrarán. Santiago se inundaba cada invierno, el rio Mapocho se desbordaba,
las calles parecían ríos. Hoy, nada de eso ocurre.
Los árboles
florecen antes. Los tranques donde pescábamos pejerreyes en Casablanca están
secos. Los Perales, Lo Ovalle, Peñuelas. A la cordillera ya no se le ve nieve.
Los ríos ya casi no traen agua. Todos los tranques y esteros que conocí de aquí
a La Ligua están secos. Este invierno lo pasé en polera y tal vez un chaleco abierto
en las tardes, solo en algunas tardes. Todo esto es indesmentible. Y ya son
muchos años, los últimos dos o tres dramáticos.
¿Qué está
pasando? Pues que efectivamente nos estamos secando, y hay quienes están
utilizando esta desgracia para hacer negocios. No se la razón de la sequía,
pero las razones humanas son siempre las mismas…