LA FAMILIA DE MEO NO SE ATIENDE EN LA POSTA CENTRAL.

Asaltaron a la hija de la Karen, la mujer que mantiene a MEO. Y el patán aprovechó la oportunidad para salir en los diarios, con foto sonriente incluida, asegurando que él no tiene ni tendrá martillos ni pistolas en su casa. Que más se puede esperar de un fulano que se las da de huérfano y luego pasa el platillo a Ponce Lerou. En fin…

A la cabra la cogotearon en el centro, en la esquina de Raulí con Argomedo a las tres de la mañana, algo parecido a deambular por la región de La Araucanía colocando cara de huinca. Si MEO defiende a los que incendian por allá por ser víctimas del sistema opresor, no puede alegar si asaltan a la hija de la mujer que lo mantiene, ya que los pobres cabros que buscaban algo para reducir en el Bio Bio también deben ser víctimas del capitalismo cruel, y en una de esas hasta del patriarcado.

No conforme con solo aparecer en la foto, deslizó la posibilidad de que el asalto sea un montaje con móvil político, asegurando que “es raro” lo que sucedió, que cuatro tipos salten a dos mujeres y un “joven progresista”. MEO es un descarado.

Lo que aún no me explico, es que a la cabra la llevaron a la Clínica Las Condes, símbolo de la injusticia social, siendo que la Posta Central queda a un par de cuadras del lugar de los hechos, y con seguridad la atención es mejor que en Estoril con Las Condes. En la Posta Central la atención es “del guan”, y ni siquiera cobran. No sé a qué fue a perder el tiempo esta chiquilla con los doctores rubiecitos de ojos azules que cobran ocho gambas por un escáner de mierda.

Esto me recuerda, por ejemplo, a la jauría de zurdos caviar chillando a favor del famoso “efecto par” en las escuelas de los pobres, mientras ellos envían a sus hijos a colegios cuicos y pagados. Los rojos no se equivocan cuando algo los toca a ellos.

O a quienes denigran a diario a empleadores que arriesgan su capital y utilizan su tiempo trabajando, mientras ellos venden y compran boletas y facturas falsas, compran y venden informes falsos y demás “emprendimientos”.

Estas actitudes son despreciables.

PD: Un grupo de expertos en cosas importantes, sabedores de otras cosas que nadie más sabe, escribidores de papers, emitidores de informes a pedido y sabiondos varios, que fueron recolectados por todo el mundo mundial y por estos días vegetan en Santiago con todos los gastos pagados, mientras participan en un show pirotécnico días antes de la fiesta de la democracia, llegaron a la conclusión que Pablo Neruda no murió de cáncer. Aún no saben de qué cosa murió, eso tal vez quede para otra oportunidad, con otros viáticos y para la siguiente fiesta de la democracia.

Ya que los sabiondos están aquí, podrían aprovechar de examinar los huesos del finadito Frei, en una de esas encuentran el talio perdido, o al menos descubren que no murió de lo que murió y murió de otra cosa.