¡ME QUIERO IR A UN PAÍS NORMAL!

A veces no me da el cuero para reírme de las barbaridades y sinvergüenzura de al menos el 90% de los chilenos. Sí, al menos el 90% de estos desgraciados. Sumemos el 78% de chilenos que votó por un grupo de delincuentes mandatados para legalizar el robo, más una parte importante del 22% restante que votó rechazo no por convicción, sino solo porque pensó que era más lo que podía perder que lo que era posible ganar.

 

Me siento atrapado en este país de mierda repleto de gente mentirosa, hipócrita, sinvergüenza y ladrona. Trabajar toda la vida para llegar a este punto es muestra de que debí arrancar de esta basura de país hace muchos años ¿Por qué no me fui a tiempo a USA, Australia u otro lugar mejor que este nido de ratas? Demasiado tarde para lamentarme y arrepentirme.

 

Vender todo, pagar carísimos impuestos y comenzar una nueva vida en otro lugar a los cincuenta y tantos años que tengo es muy difícil. Cada día que pasa siento más desprecio por los chilenos, gente rastrera, solapada, oportunista, ruin, envidiosa, trepadora y podría continuar describiendo merecidamente a esta tropa de gentuza infecta toda la noche. Me faltaría diccionario.

 

La verdad es que por primera vez en mi vida no sé qué hacer ¿Cómo me deshago de todo y me largo? ¿Cómo consigo una visa de residencia para mí, la iñora, la hija y el hijo en un país normal? Porque no llegaré de manera ilegal como un chileno tramposo cualquiera ¡Me niego a eso!

 

Mi sueño es irme a USA, a un estado republicano o al menos no abiertamente demócrata donde los latinos sean franca minoría. Quiero gringos blancos, negros y asiáticos; lo que sea menos una horda de latinos escuchando salsa y conduciendo una “troca” tuneada con una gorda cubana en el asiento del lado. Y, sobre todo, no quiero caminar por una limpia calle de Carolina del Norte (o del Sur) sin papeles tirados en el suelo, sin muros repletos de rayados ininteligibles y, de repente, desde la vereda del frente, un tipo me grita: ¡Eh, don Max!, ¿qué hace por aquí? Si me pasa eso me desmayo ahí mismo.  

 

Yo, que no creo que doña María sea milagrosa, estoy a punto de pedirle que me haga un favor. Son las consecuencias de la desesperación y el asco, así a cualquiera le brota la Fe: Virgencita del Carmen, del Pilar, de Fátima, la que sea (es broma, es la misma que se aparece por aquí y por allá) ¡Sácame de este lupanar con vista al mar!, y dame la sabiduría para elegir un buen lugar donde vivir, criar a mis hijos lejos de este país de mierda rebosante de malas costumbres, y poder legarle a mis nietos la ciudanía norteamericana y el fruto de mi trabajo de toda la vida ¿Será mucho pedir para alguien que ha tratado de ser honesto siempre? Y no es chiste, es verdad lo que digo. Siento una profunda vergüenza de ser chileno. Es lo que hay… ¿Y qué jué?