lunes, 6 de junio de 2016

PASARÁ LO INEVITABLE.

Desde hace un par de años o más, he insistido que estamos en medio de una tremenda burbuja inmobiliaria. Las autoridades dicen lo contrario, o al menos no dicen nada. Solo el Banco Central entrega de vez en cuando algunas “señales” que solo los más suspicaces logran descifrar.

Hoy, el presidente del banco nos da algo más que una señal, nos entrega lo que a mi parecer es la sentencia definitiva: la burbuja está reventando.


A buen entendedor, pocas palabras: El nivel de deuda es insostenible, la débil demanda no podrá mantener el nivel de precios y los bancos están descapitalizados. El futuro cercano se nos bien complicado.



domingo, 5 de junio de 2016

EL MUNDO ES DE LOS VIVOS.

Así funciona todo en Barbarilandia. La pomposa “ley de fortalecimiento de la democracia” corrió la misma suerte del resto de leyes fortalecedoras. Recordemos que hoy se “fortalece” todo, la salud, la democracia, la igualdad, todo, todo, todo. Está de moda “fortalecer”.


El SERVEL no podrá conocer denuncias de infracción a la ley electoral en cuanto a la propaganda. Obvio, si los legisladores legislan para ellos. En resumen, lo que antes era legal pero feo, ahora será ilegal, igualmente feo, pero se seguirá haciendo.

Las boletas pasarán de moda, los correos electrónicos ya no serán la forma oficial de conseguir “moneas”. Ahora será el tiempo para los maletines, las bolsas de basura repletas de billetes y las conversaciones en una plaza disfrazados de turistas.

Las famosas “palomas” seguirán en las calles. Los gremios, sindicatos, empresas y lobbys de la más diversa índole seguirán influyendo. El show debe continuar.

Me parece normal, después de todo este asunto de la política no es más que un negocio, el más lucrativo de todos, el más millonario, el más turbio.


Hecha la ley, hecha la trampa.

sábado, 4 de junio de 2016

TOTALITARIA .

¿Se imaginan a un personaje totalitario como la Claudia con el poder total? Se terminarían las sonrisas y aparecería la tía Margoth, o el tío Erich, o el tío Fidel. O el mono muerto, o el mono vivo. Esa es la verdadera Michelle.

La Michelle añora la ex RDA. Sueña con la cubanización de Chile. La señora es la misma de siempre porque la gente no cambia. Las personas inteligentes cambian de postura gracias a la evidencia. Los fanáticos cambian la evidencia por su postura. Se le llama fanatismo y está presente tanto en este gobierno como en la calle.

Podemos deducir entonces, que la iñora no es una persona normal. Si lo fuera, no haría lo que hace porque lo que hace va en contra de la evidencia, el sentido común y la historia. Lo que hace y pretende seguir haciendo “por las buenas o por las malas”, a pesar de las encuestas, a pesar de los avisos, a pesar de lo extemporáneo de su postura, sencillamente no funciona. No le funcionó a ninguno de sus ídolos con pies de barro, ni le resultará a ella.

No podemos construir una sociedad siguiendo los postulados de seudo académicos que jamás han salido de sus escritorios, que crean mundos ideales en su computador. No podemos construir una sociedad basados en el último deseo del populacho bárbaro. No podemos redactar constituciones en Plaza Italia a poto pelado, borrachos y drogados. No podemos sencillamente tener la frivolidad de “crear” desde la nada.

Las sociedades no se construyen; evolucionan. Evolucionan gracias a la experiencia de todos, a la sabiduría de algunos, a las ideas de uno que otro. Y evolucionan en libertad, no evolucionan entregando el poder al estado y su tiranillo de turno.

El sueño de todo dictador como la Michelle (porque ella en el fondo lo es), es detener el tiempo, como lo detuvo el loco de Corea del Norte, Fidel, el tío Erich y tantos otros. Se detiene el tiempo, las ideas, la evolución.

Ese es el sueño de todos los totalitarios, “crear” un mundo que no se mueva donde la gente no piense, así no evolucionan, no cambian, y siguen venerando la creación del líder hasta el fin de los tiempos.

El problema es que no resulta, ellos lo saben, aunque siguen intentándolo. Es el fanatismo del dictadorzuelo.