domingo, 11 de noviembre de 2012

RADIOGRAFÍA AL HUESO.


Hace un par de días atrás, en el blog de don Hermógenes, le hice una crítica a Carlos Peña, el columnista de “El Mercurio” que asegura saberlo todo. ¿Será cierto que todo lo sabe?. El cree que sí, y cita a quien tenga que citar para validar lo que escribe.

Yo leo a Carlos Peña (no siempre), en el fondo estoy de acuerdo con él, pero en el fondo, ya que a veces se pasa de la raya y en su afán de tener una buena razón para todo, o tal vez en su afán de racionalizarlo todo, termina enredándose con sus propios argumentos.

Hoy, Peña escribió en “El Mercurio” una columna brillante, al hueso, con argumentos, precisa, indesmentible. Este Carlos Peña es el que vale la pena leer, pero claro, no es perfecto, no lo pudo resistir y cito a “solo” dos autores. El hombre, después de todo es humano.

El análisis de Peña al gobierno de Piñera, a la derecha, a las ansias de poder, al sentido de gobernar, a la renuncia de las ideas, al sentido de la política, lo comparto y lo suscribo completamente. Lo que dice de Golborne es lapidario, y concuerda con las razones que he dado desde hace mucho tiempo sobre la inconveniencia de seguir apoyando en las urnas a la ex derecha.

Tienen que leer la columna de Peña, y luego la comentamos. Está en EMOL. 

9 comentarios:

  1. Este viernes, el Presidente -intentando evitar la suave pendiente del final- instó a sus ministros a esforzarse:
    "Hemos cumplido -les dijo- dos tercios de nuestro Gobierno. Nos queda el tercer tercio, que va a ser el de la cosecha, después de haber sembrado intensamente durante estos dos años y medio".

    ¿Qué es exactamente lo que el gobierno cosechará? Para saberlo, hay que recordar sus anhelos. No hay forma más justa de juzgar un desempeño que medirlo por las aspiraciones de quien lo ejecutó.

    La más sonora de todas (aunque se ha hecho casi todo lo posible por olvidarla) fue el proyecto de una nueva derecha: una capaz de sintonizar con los cambios culturales y diestra a la hora de administrar; moderadamente liberal y, a la vez, eficiente. Si algo así se lograba (debió pensar entonces) él sería el inicio de un nuevo ciclo histórico, una larga curva de modernización a cargo de la derecha. ¿Por qué no? ¿Acaso la mayoría no lo había preferido?

    El azar -con el rostro de la tragedia de los 33 mineros- quiso, incluso, que esos sueños tuvieran un momento parecido a la epifanía.

    A un año del término del gobierno, el proyecto de la nueva derecha se apagó; la eficiencia tropezó con las trabas y las rutinas del Estado; la inercia de los gobiernos de la Concertación siguió su curso; y lo que pudo ser epifanía se transformó en espectáculo televisivo.

    La cosecha no se parece al fracaso; pero -no vale la pena engañarse- tiene la medianía de la mediocridad.

    ¿Por qué ocurrió eso?
    Desde luego, el primer problema fue -es todavía- la personalidad del Presidente, quien gusta más del poder que de la política; se siente más atraído por el protagonismo de la propia voluntad que por el triunfo de las ideas y de los propósitos colectivos; más interesado en el reconocimiento de sí mismo que en el valor del sector que lo acompaña. La popularidad y el carisma se pueden cultivar, por supuesto, pero sólo hasta cierto punto: ellos reposan sobre una cualidad espontánea, automática (una gracia decía Weber) que, cuando se la imposta o se la simula, en vez de atracción produce rechazo. Por eso la popularidad del Presidente está en relación inversa con la medida en que muestra su subjetividad. Cuanto más la muestra, menos gusta.
    Se suma a lo anterior el abandono de las ideas. El gran problema de la derecha es que parece no tener ideas. Por supuesto no cabe duda de que las tiene, pero no parece estar muy convencida de ellas puesto que, con rara timidez, las calla. Los viejos temas de la carga impositiva, la alergia al paternalismo estatal, la libertad de escoger, han brillado por su ausencia. La mejor prueba de esta mudez ideológica de la derecha la dio Golborne esta semana:
    "El desafío fundamental -dijo al anunciar su candidatura- es interpretar (...) a la mayoría de chilenos que son independientes como yo, y que quieren ver reflejados (...) en el servicio público, una cara más humana, más amable; una cara que se preocupe de sus necesidades cotidianas".
    ¿Habrá alguien en la derecha, que tenga dos o tres dedos de frente, a quien tamaña vacuidad lo interprete o lo conmueva?
    Isak Dinensen -en "Sombras en la hierba"- observa que los seres humanos son capaces de soportar cualquier cosa si pueden oír una buena historia acerca de ello. Es lo que se ha llamado el relato, la narrativa que debe acompañar a la acción política. Sin un puñado de ideas que promuevan valores, puntos de vista, estimaciones acerca del mundo, que hagan el esfuerzo de mover la línea donde principia la oscuridad, la política se confunde con el management . Algo de eso le ocurrió a Piñera y algo de eso arriesga Golborne quien, sin darse cuenta, suele traspasar la línea que separa la sencillez de la ramplonería.

    Entonces, ¿cuál es la cosecha que deberán recoger los ministros? ¿Fracaso, estropicio, catástrofe? En absoluto. En el comienzo de su año final, al Gobierno no lo acompaña ni siquiera la épica del fracaso. Su sombra es una rotunda medianía, una -a estas alturas- insalvable distancia con sus propias expectativas.

    ResponderBorrar
  2. El largo posteo anterior es la reproduccion del articulo de Peña .
    Para los que prefieren leerlo en este Blog.

    ResponderBorrar
  3. También le encontré la razón a Peña, pero creo que el hombre se quedó corto.

    ResponderBorrar
  4. El asunto es bastante más serio y profundo que lo que dice Peña, a quien sólo interesa la vuelta de la gorda.

    ResponderBorrar
  5. Qué ha sembrado este wn? De que cosecha habla este payaso? Yo la única cosecha que veo que se va a obtener es la vuelta arrolladora de la gordi y si dominan el Congreso, viene un gobierno Castro-chavista y emulándolos, porque no hay zurdo que gobierne en sudamérica que no lo haya hecho, tengamos reelección indefinida.
    Acá no hay mediocridad, hay un fracaso de un proyecto de la nueva derecha porque el lider no tenía nada que ver con ese proyecto. Su proyecto era el de la DC izquierdista y eso es lo que ha llevado a cabo con un entreguismo incomprensible por parte de la Alianza, especialmente de la UDI.
    Que ha logrado el payaso abrazando las banderas de la concertación? que la concertación necesariamente se cargue más a la izquierda para poder diferenciarse de este gobierno.
    En suma, la única cosecha que veo para el futuro es otra derrota, pero peor aún de la Alianza y un triunfo arrollador del zurderio.
    El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra y después, como el chapulín "Oh, y ahora quién podrá ayudarme? Pero como he dicho otras veces, ya no hay chaupilnes colorados.

    ResponderBorrar
  6. He visto otros blogs y, como éste, hay varios que coincidimos en el diagnóstico. Creo, sin embargo, que debemos proponer un remedio: presionar a los dos precandidatos para que renieguen de Piñera.

    Quien esté en Twitter puede darle el enlace a cualquier de los candidatos para transformar esto en una campaña

    ResponderBorrar
  7. Ciro. Si, a Peña le interesaría el regreso de la Gordi, eso está claro.

    Hunter. Ha sembrado traición, populismo, oportunismo, demagogia y nada mas. Y así les ha ido.
    Y lo que dices, ya lo he escrito muchas veces, el resultado de todo esto es que la Concertación se tendrá que izquierdizar hasta donde no tenía pensado hacerlo. Todo por culpa de los bacheletistas-aliancistas.

    ResponderBorrar