PAZ Y BIEN

Los políticos debaten dentro de las paredes del congreso si prorrogan por enésima vez el estado de excepción con el que pretenden combatir a bandoleros, sacamuelas y pirómanos compulsivos. A estas alturas no sabemos si el estado es acotado, cocinado o adornado. Mientras tanto los no-terroristas queman como si no hubiera un mañana, su vocero nos informa sobre uno de los métodos de financiamiento del arsenal, el fiscal nacional espera la querella del gobierno, y el gobierno espera la iniciativa del fiscal nacional.

 

Por su parte, pacos, tiras y milicos no acuden al lugar de los hechos hasta bien entrada la tarde, dando tiempo a que escapen los no-terroristas, asesinos y sicarios, así evitan un despido, la cárcel o la perdida de su pensión. En Alameda murió una persona luego de que una patrulla de carabineros arrancara a perderse en lugar de asistir al moribundo: Igual los echaron ¡Ja!

 

En cualquier país normal, Llaitul estaría en prisión, y ni hablar en USA, donde a la primera quema de una granja terminaría acribillado en cualquier esquina, si es que antes no salen a cazarlo un grupo de gringos armados hasta los dientes parados sobre su F-150; lo cazarían iluminándolo como a un jabalí rabioso y haciendo puntería con su AR-15. Nadie diría nada, y aunque algún grupito de wokes reclamara, ya sería demasiado tarde.  

 

En Chile se mata, se quema, se roba, se amenaza y se trafica a discreción y a vista y paciencia de autoridades, militares, policías, prensa y vecinos de la zona. Aun así, de ganar el rechazo que combate las locuras que promueve la horda de locos y criminales, lo hará solamente por tres o cuatro puntos. Al menos a un 45% de la población todo esto le parece normal, deseable, conveniente y tal vez hasta entretenido.  

 

Los Llaitules del ´73, hoy son recordados como víctimas de la dictadura, sus compinches cobran suculentos cheques que en algo deben morigerar su indisimulada pena, sin contar que hoy tendríamos calles y plazas adornadas con  el nombre de este criminal, y su “desaparición física” sería recordada anualmente mediante quemas y saqueos generalizados, mientras Matamala, Rincón y Paulsen nos venden una cátedra barata sobre los derechos humanos de un psicópata que jamás respetó los derechos de ningún notro humano sobre la tierra. Las palabras crean realidades y con esas realidades se hace la historia oficial.

 

Extraño a la Chistes, al menos nos entretenía un rato entre quemazón y quemazón ¿Qué habrá sido de ella? Creo que la vieron comprando en Casa Costanera. Que aproveche mientras pueda.