NO SE OLVIDA

El populacho bárbaro no quiere entender. No comprenden. Lo que sucedió en Chile a partir del 18 de octubre de 2019 fue tan brutal, tan criminal, tan grotesco, tan depravado, que no tiene solución posible. Chile cambió, como decía la muchedumbre amancebada y sodomizada con mucha gracia por sus representantes delincuentes, pero no cambió como creían que cambiaría.

 

Se los explicaré, populacheritos ruinositos (no me refiero a mis amigotes del Blog, por supuesto).

 

Ahora somos más pobres, todos nosotros. Los “ricos” son menos ricos, es verdad -¿ya están contentitos los tontitos?-; las clases medias son más pobres y los pobres también lo son. Y aquí viene lo que no quieren aceptar los mamarrachillos, aunque se les dijo una y otra vez en medio de los incendios y el grotesco “el que baila, pasa”.

 

Cuanto todo esto pase, y seguro que va a pasar, ya que si no pasa quiere decir que el país fue destruido completamente por los chilenos, los ricos serán más ricos de lo que eran antes del 18 de octubre, y las clases medias y los pobres serán más pobres. Es simple entenderlo.

 

El populacho bárbaro no quiere regresar al Chile anterior al 18 de octubre; quiere un “estallido” que funcione, es decir, que liquide a los demás, pero no a ellos. Eso, lo sabemos, no existe, es solo el irracional, visceral y zafio deseo de gentuza mal vividora.

 

Y “los ricos” aprendieron la lección. La aprendieron ellos y la siguiente generación. Para que todo esto se olvide deben suceder tres cosas, que el populacho cambie su postura, que los políticos se dediquen a apaciguar el avispero, y que pase el tiempo, mucho tiempo, digamos que unos 20 años de paz y prosperidad continuada, sin sobresaltos y amenazas. Como eso no va a suceder, los “ricos” serán lo que serán en el futuro, y las clases medias y los pobres serán más pobres. Y no, hay más vuelta que darle a esta cuestión.

 

Sin inversión, con capitales arrancando a Miami, con un dólar en constante alza, con una deuda pública imparable, con alzas continuas de impuestos, con una burocracia y permisología demencial, con miedo a la nueva y miserable ocurrencia de políticos delincuentes y con la seguridad que tiene los “ricos” de que si pudieran los despluman, las clases medias y los pobres no podrán prosperar. Es ley de vida y el que no lo entienda y acepte es porque o es un imbécil o un fanático sin remedio.

 

El populacho bárbaro supone que en un par de añitos más, y como por arte de magia, entre sonrisitas hipócritas y falsos arrepentimientos de la cloaca gobernante, las atrocidades se olvidan, y las olvidan justamente aquellas personas que no fueron robadas, humilladas y asesinadas solamente por falta de tiempo de sus enloquecidos verdugos.

 

No funciona así. No habrá progreso sin 10 años o más de paz continua.