sábado, 19 de mayo de 2012

SE NOS MUEVE EL PISO.

Vamos de temblor en temblor. Claro, después del medio terremoto del 2010, estos parecen solo temblores, pero de que se mueven el piso y el edificio donde vivo, se mueven, y harto. El miércoles un sismo 4.2 en Salamanca, región de Coquimbo. El jueves, un sismo 6.2 frente a Aysén. Hoy en la madrugada un sismo 5.9 en Taltal, y esos son solo los últimos, llevamos semanas o meses con temblores, temblorcitos y temblorzotes casi todos los días. El gran terremoto del Norte de Chile que los expertos –si es que en Chile hay expertos en algo- está avisado desde hace tiempo. El “falsate” de Salfate está ganando plata como avisador de terremotos. La farándula ya ha incluido en esto a Nostradamus y a los Mayas. Entre tanto científico, chamullento, farandulero, avisador y tincadas varias, alguien le va a achuntar de repente. El tipo se hará famoso por ser un “achuntador” que dirá “se los dije”, pero de que un terremoto está avisando, y esta ves es de veras, parece cierto. Se supone que es el domingo, la hora no la tengo clara. Así están las cosas y las locuras. Si hay un terremoto, es decir si hay uno pronto (espero que no), habrá otro mas instantáneamente en la “nueva” ONEMI que ha sido “reformada” por nuestro gobierno de excelencia 24/7. Esto, porque la ONEMI es intransformable, e inmanejable, y si el terremoto es en la madrugada de un Sábado que coincida con quincena, fin de mes, o con la celebración de alguna fiesta de cumpleaños o un bautizo del medio pollo que dejaron en la noche encargado de nuestra oficina de emergencia, pues ya saben que tipo de “reacción instantánea” podemos esperar. Al otro día en la mañana, los políticos, el encargado de dar los avisos, y el resto de los funcionarios públicos cuoteados, se informarán por la televisión de lo que ellos nunca informaron. Ustedes estarán diciendo en este momento: Puta el huevón pesimista de Máximo. Obvio, claro que soy pesimista y desconfiado, vivo en Chile, y tengo que sobrevivir a esto día a día. Si me tomara estas cosas en serio, estaría arruinado, cagado, y tomaría pastillas para los nervios desde hace tiempo. El siguiente temblor, me tinca que podría ser a fines de este 2012, donde como siempre, luego de la elección todos serán ganadores, incluidos los que perdieron, porque los políticos siempre ganan, siempre tienen que mantener al pueblo entusiasmado para que no se les revele, y porque hay que disimular el fracaso en vistas de la elección del 2013, donde unos ganarán el gobierno y otros ganarán la oposición, por eso mismo todos ganarán. Los únicos que no ganaremos seremos los chilenos, ya que gane quien gane, nosotros perderemos. Ahí vendrá el próximo terremoto, los ganadores encontrarán que no hay suficiente plata en caja para repartir a diestra y sobre todo a siniestra y así mantener a la gallada tranquila, y por lo tanto encontrarán que subir los impuestos será la solución. Si, ya se, los subirán este año, pero la plata no dura para siempre, y los contribuyentes si duran para siempre, y lamentablemente los políticos también. El pueblo en estado de semi barbarie de este País en estado de semi barbarie, y los políticos chilenos en estado de barbarie completa, tienen a Chile terremoteado de Arica a Punta Arenas. El camino que estamos siguiendo al fomentar lo gratis y la vagancia generalizada, cuya última y demagógica expresión son los “estacionamientos para el pueblo” del dúo Peribonio – Longueira, nos conducirán a un terremoto griego con características cataclísmicas, que dejará chico al terremoto anunciado para el Norte del País, y al anunciado para mañana en la tarde por los sismólogos faranduleros. Para el que tenga dudas de lo que digo, tiempo al tiempo, que mas temprano que tarde, el piso de todos los chilenos se comenzará a mover. Y ahí ya no habrá quien lo pare. Digo yo.

2 comentarios:

  1. Tienes toda la razón. Creo que somos pocos lo avizoramos ese futuro oscuro.

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  2. Javier. Estas cosa no son gratas de escuchar ni de leer, al que opina de esta forma se le descalifica inmediatamente tratándolo de pesimista. A nadie le importa si hay razones de fondo para lo que se dice. La objetividad en Chile está por el suelo. Solo valen las consignas, lo políticamente correcto, y por supuesto, nuestro deporte nacional, la hipocresía.

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