LA BOLSA DE DON OTTO.

Ya no dan bolsas en los supermercados. La excusa consiste en que van a dar al mar y ahí se las comen los peces y las tortugas. Que existe una colosal isla de plástico en medio del mar. Que el mundo se va a acabar. Y como en Chile vivimos inmersos en nuestro permanente complejo de inferioridad, y por lo tanto en esas enfermizas ansias de parecernos a quienes envidiamos, pues ya no entregan bolsas en los supermercados. Parecemos europeos (solo lo parecemos) Por supuesto que fue Lavín el que comenzó, y el resto lo siguió. Chile es ecológico.

El problema por supuesto es absurdo, ya que la solución consiste en no tirar basura al mar, y no en entregar una bolsa plástica en el supermercado. Pero medidas de este tipo, es decir, medidas que nadie ve, son poco “emblemáticas”, y como hoy lo que no es emblemático vale callampa, pues sigamos adelante con lo emblemático.

Como todo habitante de este lupanar con vista al mar sabe o debiera saber, las bolsas del supermercado son reutilizadas en nuestras casas para botar la basura, y los habitantes de departamento tenemos la orden perentoria de no botar basura por la escotilla sin que esté en bolsa plástica y bien cerrada. A esto se le llama ser civilizado.

Pues bien, ya no nos entregan bolsas en los supermercados, pero debemos comprar bolsas plásticas para tirar la basura. Hemos cambiados bolsas blancas con un elefante verde por bolsas negras ¿Cambiará también la dieta de peces y tortugas?

Y lo más importante ¿los “pobladores” que ya no reciben bolsas de supermercado, gastarán miles de pesos mensuales en bolsas negras? Yo creo que no, y que podemos llegar a una crisis sanitaria en sectores populares, las poblaciones y campamentos. Basura regada por todas partes, olores en verano y diarrea en guaguas, y todo por cambiar la dieta de peces y tortugas y no procesar la basura como se debe.

Pero todo esto tiene solución, y donde unos ven un problema otros verán un negocio. Les apuesto a que Lavín ya lo tiene en mente. Camiones municipales repartiendo bolsas plásticas para basura en cada población del país, esta vez no con un elefante verde, sino con la foto del alcalde de turno. Bolsas “ecológicas” con florcitas, maripositas y demás huevaditas, que por supuesto terminarán en las fauces de peces y tortugas, si se insiste en no procesar la basura como se debe. Porque el segundo mayor problema no es la basura ni las bolsas, sino como se procesan los desperdicios. El primer problema son los políticos. Y el niño símbolo de este problema es Joaquín Lavín.