DESILUSIÓN AL PRIMER AÑO.

Continúa bajando el aprecio por el presidente de derecha que cambió. Los empresarios no ven buenas expectativas y el populacho bárbaro tampoco. Se supone que con Piñera llegarían tiempos mejores, así, como si nada, de un día para otro. Magia. Al menos no prometió el hombre nuevo. Y ahora más encima se muere Catrillanca. Ningún gobierno quiere indígenas muertos, ni en la cárcel, ni a dieta. Trae mala suerte.

Y la oposición continúa calladita. No es para menos, si el gobierno de los primos se esmera en mantener los cambios profundos. Los cuidan como hueso de santo, no sea cosa que los zurdos le armen una revolución callejera a Sebastián, una que ni su mascota de Cadem podrá disimular. Tendremos ley que protegerá a los 112 géneros que dictamina la ONU. Firmarán un convenio en favor de la inmigración de pobres, desarrapados, hambrientos y miserables que vendrán a vivir de lo poco que tenemos. Así y todo la gallá debería estar contenta ¡Daniel ahora es Daniela!, ¿qué más quieren estos rotos? ¡Que más se puede esperar de esta gentecita tan simple que no toma café en Starbucks ni clava tablas en el “techo”! Les falta mundo.

Mientras tanto, Piñera se codea con la gente linda. Recomienda sobre política internacional al emperador Xi y Zanahorio. Propone genialidades para solucionar el cambio climático, no regar el pasto y lavarse los dientes con Coca Cola. Se toma fotos con la jefa del Cuarto Reich. El tipo está en otra. Nadie lo pesca, hace el ridículo, pero lo pasa bien, de eso no hay dudas.

El problema de las autodenominadas “elite” somos el resto, el 99%, de no ser por nosotros no tendrían problemas, aunque tampoco tendrían de quien vivir. No todo es perfecto en este perro mundo.