CUARENTENA.

Ya no hay noticias que comentar. Los valientes soldados de la primera línea se refugiaron en sus guaridas. En una guerra, colocarían los calzoncillos en un palo, lo agitarían sin sacar la cabeza y se rendirían sin dudar. Aunque para eso necesitarían un calzoncillo blanco, no sirven con monitos o flores.

Las calles comienzan a quedar vacías. Por aquí se ve uno que otro jugando al choro, y los típicos que pasean a firulais todas las tardes. Quienes han quedado muy mal ante el resto de la población son los llamados ABC1. Primero nos traen el virus y ahora pasean por las playas contaminando a discreción. En los ingresos a algunas playas cercanas a Santiago, los lugareños colocaron barricadas, impidiendo el tránsito de los locales, foráneos, mirones, sanos y enfermos. Por culpa de un grupo de inconscientes, todos pagan la cuenta.

Nos informan por Watsapp, que un vecino portador del coronavirus decidió hacer su cuarentena en el condominio, allá en la playa. Según dicen, lo saben ya que el tipo o tipa –no lo mencionan-, fue al Cesfam del pueblo, como si nada. Y en pueblo chico… Ya lo dijo Mañalich, tiene hasta el martes para salir de ahí, o no sé qué le va a suceder, la gente del pueblo está indignada.

Busqué por Internet la receta para hacer pan casero. Como no tengo nada que hacer, más que mirar a la patrona y el cabro chico como ven la televisión, tal vez mañana lo intente, aunque solo tenemos harina integral ¡guácala!  También se terminó la Porvenir sin gas, así que solo agüita de la llave de ahora en adelante. El Jumbo no despacha. Telemercado asegura que enviará algo el próximo viernes. Y al almacén del barrio no pienso volver, ya que tiene más público que nunca, por lo que debe tener más bichos que Plaza Italia. Por el momento comeremos lo que hay.

Hoy me enseñaron a pagar por internet. Yo ocupaba solo efectivo, pero ahora no es posible. Estoy súper tecnológico.