MOREIRA, LAS AFP Y LA MIJITA RICA.

Moreira justifica su apoyo al retiro previsional argumentado que la repartija evitará un nuevo estallido social, esta vez por hambre. Je…je…je… En Barbarilandia no ha habido ningún estallido social. Los delincuentes que llevaron a cabo el golpe de estado no parecían famélicos y los saqueadores oportunistas tampoco. Los hermanos Moreira defienden su sueldo reguleque con dientes y muelas. No es el único senador actuando por convicción, pensando en el bienestar de todos, todas y todes. Obviamente el supuesto 83% que apoya el regalo de navidad anticipado no influyó en su opinión, ni en la del resto de quienes apoyaron la medida en el Congreso.

El problema, como sabemos, no consiste en la repartija propiamente tal, ni siquiera en sus efectos, ya que la mayoría de quienes quedarán con saldo cero en su cuenta, de todas formas se pensionarán con dinero de los contribuyentes. El problema es de barbarie colectiva, transgresión de la ley, demagogia galopante y un desgraciado precedente antes de la asamblea constituyente, cuya hija bastarda será parida entre llamas.

Solo espero que este 10% sea la primera y única repartija, debemos dejar el restante 90% intacto, para que los señores políticos se lo roben. No es broma, lo que digo es serio. Solo piensen en lo siguiente. El sistema de pensiones, tal como lo conocemos ya no podemos avalarlo, dejará de existir, es un hecho. El estado lo estatizará total o parcialmente para entregar pensiones dignas y solidarias, las que podríamos bautizar desde ya como “pensiones sociales”, mientras compran voluntades que les permitirán instaurar el paraíso terrenal. Los 200.000 millones de dolarillos son para los políticos nacionales, lo que fue el petróleo para los políticos venezolanos. Hasta que se terminó el petróleo, obvio, aunque eso fue varios años después del comienzo del saqueo.

Espero que recorramos un lento camino hacia el Chile anterior a 1970 (la alternativa es un rápido camino hacia Venezuela), con sus empanadas y su vino tinto. Lo suficientemente lento, y así tener el tiempo necesario para deshacer la vida que he construido en Chile, la de la patrona y la de mi hija mayor (el cabro chico es aún muy chico), y podamos salir con calma hacia un lugar mejor.

Mientras los señores políticos se deleitan robando los fondos de pensiones, tal vez tengamos unos cuantos años de bonanza económica que ilusione al populacho bárbaro, mantenga los precios de los activos y nos dé el tiempo de vender y largarnos. Hoy no es posible deshacerse de algo sin perder.

Solo pido eso, unos tres o cuatro años de fiesta impúdica luego de la puesta en escena de la nueva constitución. Nada más. Con eso me basta para dejar esta pesadilla atrás.