GENIALES MEDIDAS SANITARIAS

Fuimos a votar. Yo y la patrona o, mejor dicho, la patrona y yo, por orden de importancia. En mi lugar de votación había dos colas fuera del colegio, una de casi una cuadra y otra de mas de una cuadra. En el colegio de la gran jefa la cola se perdía en la distancia.

 

Yo no pregunté nada y me fui, sin agarrar a chuchadas a nadie porque no me topé con nadie. Ella preguntó (las mujeres siempre preguntan, ¿a ustedes les pasa lo mismo?) Le respondieron que la genial idea de acumular gente fuera del colegio era para no acumular gente dentro del patio del colegio. Por el Covid, le explicaron. Se podrán imaginar que la incomprensible medida salió del cerebro de algún experto, o quizá de una mesa de expertos asesorados por otros expertos escribidores de papers.

 

En las últimas votaciones, he ingresado al colegio, me apersono raudo en mi mesa, nunca hay gente, voto, y me voy. Pero gracias a las inverosímiles medidas de seguridad sanitaria, aglomeran a la chusma en la entrada, cada una de ellas conversando con el vecino, a no más cincuenta centímetros una de la otra. Tal vez durante horas. Estos expertos son unos crack.

 

Vuelva mañana, le espetaron a la jefa de todos nosotros. En la mañana hay menos gente. Tempranito. La portera era vidente, sabía cuanta gente habrá parada mañana temprano en la puerta del colegio. Si la veo algún día por ahí le pediré que me vea la suerte.

 

Mañana iremos nuevamente, todo sea por la patria y el miedo al comunismo. Claro que después de las once de la mañana ¡Imagínense!, lo único que me falta es terminar como vocal de mesa ante la ausencia del titular. Je…je…je… Nica. Ni lo sueñen. La patrona debió preguntarle a la vidente de su colegio, si mañana a las once estarán constituidas todas las mesas. Yo no pregunto ese tipo de cosas para no tener que agarrar a chuchadas a nadie, sea o no vidente.

 

El ambiente estaba en paz. La tarde, tibiamente cómoda. Un par de emisarios de las fuerzas del orden dirigían el tránsito. No se divisaban grupos de féminas con trapos rojos, negros y morados atados al pescuezo. Mas de medio país sueña con el nuevo Chile, los menos comenzamos a despedirnos del actual. Una persona, un voto. Todos iguales, todo muy democrático. Todos juntos decidirán si quieren cambiar la constitución que no han leído, por una que aun no conocen. Una constitución que redactarán candidatos que en su mayoría no entienden lo que leen.

 

Votaré por los candidatos del Kast el bueno. Los busqué en el Servel camino a la votación frustrada. No se quiénes serán, aunque con seguridad los otros serán peores.