REPARTIÉNDOSE LAS CONDES

Hoy aparece en el pasquín La Segunda mi excandidato, el hombre que pensé sería algún día nuestro presidente y continuador de la “obra inconclusa de Jaime Guzmán”, Pablo Longueira. Fue mi candidato hasta que sucumbió al lado oscuro de la fuerza, enredándose en el gobierno de Sebastián, el sepulturero de la derecha. Y del grosero salvataje a Lagos, ¡uff!, ni hablar.

 

A pesar de todo, Longueira sigue siendo uno de los pocos que entiende de que se trate esto. Dice Pablo: “En la derecha todos quieren ser candidatos en las comunas del rechazo” ¡Exacto! Y es algo que he denunciado desde hace mucho tiempo. Con la partida de Jaime Guzmán terminó el proyecto de la UDI popular, su proyecto, el del Gobierno Militar y el mío. Longueira no supo o no quiso seguir adelante con el mismo. Tal vez no encontró seguidores. No lo sé…

 

Es una vergüenza observar a esta tropa de trepadores y oportunistas peleándose por un cupo en Las Condes o Vitacura. Otros paseándose con banderas chilenas por Apoquindo. Para esta gente el resto de Barbarilandia no existe, y así les va en las elecciones.

 

Longueira podrá haber sucumbido como todos, pero en esto tiene razón, toda la razón. No existe futuro para la derecha sin una base social que le permita ganar una elección, para luego poder gobernar con esas ideas, con ese mismo proyecto social y económico. No hay futuro sin un proyecto realmente alternativo al socialismo; sin una derecha popular pero no populista; sin una economía inclusiva que permita la prosperidad a cientos de miles de pequeños y medianos empresarios y un nivel de vida decente a sus trabajadores ¿Cómo podrán pagar mejores sueldos los pequeños y medianos empresarios en una economía híper concentrada en algunos casos, e híper atomizada en otros (producto del cierre de algunos mercados, lo que implica que la mayoría emprende en lo que puede y no en lo que quiere emprender)

 

No hay futuro sin respaldo popular. No hay futuro sin meter las patitas al barro. La política es para trabajar, como lo hizo Jaime; no para lucirse, como lo hace Sebastián. Pablo sigue siendo el único capaz, y ya está retirado. La derecha chilena solo puede salir de este desastre con cuatro o cinco Pablos de hace veinte años que dirijan un nuevo proyecto, sin renuncias, sin culpas, sin sumarse al discurso de la izquierda. Sin barrio alto y con mucha población y comunas de clase media emergente.

 

El único líder actual de la derecha que entiende esto es Ossandón, pero el tipo está loco y es mas peligroso que chileno en una urna. Veremos cómo evoluciona JAK, él sabe el camino que debe seguir, para eso debe hacer lo que indica Pablo y le recuerdo yo. No más barrio alto y candidatos ABC1; no más iglesia dentro del partido y, no mas nacionalistas belicosos y demás tipos que serán una carga difícil de llevar.

 

El proyecto político, económico y social debe ser el mismo de Jaime Guzmán, entendiendo el cambio cultural del chileno de clase socioeconómica media, media-baja y baja actual ¡Es eso!