GRAMÁTICA INCLUSIVA

Ante la abrumadora evidencia que comprueba la menesterosa capacidad intelectual del populacho bárbaro, no puedo mas que llegar a la frustrante confirmación de que le gallá es huevona. Nadie en su sano juicio puede suponer que el resultado que obtendremos luego de que El Chile que Todos Queremos se implemente, sea el paraíso terrenal finlandés soñado por los huevones. Estas confusiones son posibles precisamente por la cantidad colosal de huevones que opinan las cosas que opinan y piden la soluciones que piden, esperando hacer realidad los sueños que sueñan.

 

De cualquier manera, y en estricta observancia de la paz social, una cosa es tratar al populacho bárbaro de huevones (con todo respeto), y otra muy distinta es hacerlo sin la estricta observancia de la perspectiva de género. Debemos ser ubicados en esta nueva etapa de la vida de esta nación en ciernes. Lastimosamente, en mi genuino intento de actuar con un grado aceptable de empatía y la debida cortesía que amerita la situación, me encuentro en un callejón sin salida ¿Cómo aplico la perspectiva de genero en este caso?

 

Mientras la moda no cambie, y las tendencias no dicten una nueva manera de comportarse y manifestarse pacíficamente, claramente un fulano es un huevón, y una fula es una huevona, pero ¿un (a) (e) homosexual sería un (a) (e) huevén o un (a) (e) huevone? La duda es válida, por lo que recurro a la Real Academia Española de la Lengua, para constatar que lamentablemente no contempla una solución a mi transversal inquietud. Por lo tanto, he debido estirar mi ya mermada capacidad analítica y mi cada día más débil capacidad de asombro para llegar con inusual esfuerzo a algunas conclusiones.

 

Mis resultados son los siguientes, aunque siempre es posible que las nuevas y cambiantes tendencias puedan modificarlas. Digamos que la perspectiva de género es transgresora y circular, es una ciencia viva en constante evolución y ridiculez.

 

Hombre homosexual: Huevén

Mujer lesbiana: Huevone

Hombre bisexual: Huevoán

Mujer bisexual: Huevoane

Hasta aquí vamos bien, es papa la cuestión. Pero ahora comienza el problema.

Hombre transexual, operado, que ahora es mujer heterosexual, es decir, que le gustan los hombres.

Hombre transexual, operado, que ahora es mujer lesbiana, es decir, que le gusta las mujeres

Mujer transexual, operada, que ahora es hombre heterosexual, es decir, que le gustan las mujeres

Mujer transexual, operada, que ahora hombre homosexual, es decir, que le gustan los hombres.

 

En estos últimos cuatro casos no he podido llegar a alguna conclusión que me parezca satisfactoria, ya que antes de poder crear la nueva palabra, no se si debo privilegiar la condición física inicial del individuo, el resultado post operatorio, o la condición de genero que subyace en el paciente. Un mínimo de responsabilidad me dice que debo abstenerme ante la duda y continuar el análisis, para lo cual acepto sugerencias.

 

Sin embargo, no se hagan ilusiones, el problema no llega hasta aquí, todo, siempre, puede ser peor, como dijo alguna vez la dama aquella que se enteró por la prensa. Me encontré con un intríngulis insoluble ¿Qué sucede en los cuatro casos anteriores si el paciente resultante de la obra ingenieril es bisexual? Esta duda me complica, hasta el grado de no dejarme conciliar el sueño, ya que no quiero cometer algún error que atente contra la perspectiva de género y la empatía que intento hacer carne. Por supuesto que en este difícil caso también acepto sugerencia, eso sí, basadas en los nuevos descubrimientos publicados por los mas destacados escribidores de papers sobre el tema. Nada de carriles o los mando a la chucha por insensibles.

 

Algunas personas, ávidas de aceptación social y figuración televisiva y twittera, han intentado solucionar esta trascendental disyuntiva histórica reemplazando la vocal que provoca el conflicto por una “@”, lo que me parece una solución algo amanerada y poco creativa que no se hace cargo del problema. Mas bien lo invisibilizan, como se dice ahora.

 

Otros, aun mas intrépidos, reemplazan la vocal del conflicto por la letra “x”, lo que en mi opinión empeora la situación, ya que además de no hacerse cargo del problema, invisibilizando la problemática y ,por lo tanto, impidiendo la solucionática (así escriben los expertos en sus papers), provocando una serie de conflictos adicionales, como por ejemplo, que los gangosos no puedan pronunciar adecuadamente las palabras con la debida perspectiva de género, y por lo tanto queden marginados de una vida social satisfactoria, lo que implicaría una nueva discriminación, esta vez en contra de las personas con  capacidades diferentes. Me imagino a un gangoso tratando de pronunciar huevonxs, y entro en pánico.

 

Por último, en ambos casos podríamos caer en la generalización de los géneros, y por lo tanto en una discriminación hacia el colectivo, que puede provocar una situación de angustian en el paciente, que a su vez podría implicar que él, ella, elle o quien sea, se sienta violentad@ por la sociedad capitalista, opresora, heterosexual y blanca, catalogándolos a todos (as) (es) como “@” o “x”, situación que dista mucho del consenso oficial reinante. No, mejor reinante no, es una palabra demasiado oligárquica, digamos imperante.

 

En última instancia intenté asesorarme por papá Google, y me encontré en una situación agobiante, la ONU reconocía hasta el año 2019, 112 clases de género, por lo que mi tarea de encontrar una salida democrática, trasversal, inclusiva, empática y con perspectiva de género se me hace cuesta arriba, aun mas si no cuento con datos actualizados y se han reconocido nuevos géneros post pandémicos. Esto es un gran problema, y todo por tratar de ser buena gente.

 

Si no hubiera tanto huevón en Chile no estaría metido en este lio y podría escribir sobre temas de actualidad. Por la cresta.