ASESINATO MULTICULTURAL

Dos criminales extranjeros asesinaron a dos personas en un cuchitril de Puchuncaví, denominado “El Rey de la Empanada”. Estos degenerados cometieron el crimen mas horrendo que se puede cometer, matar para poder robarle a los muertos.

 

Promover la llegada y dificultar las mínimas deportaciones de delincuentes y gentes que viven de la mendicidad y no tienen posibilidad alguna de progresar en Chile, es un acto criminal. Todos aquellos que lo han hecho, comenzando por los siniestros jesuitas, son y serán los responsables de toda desgracia relacionada al tema acaecida en Chile hasta la fecha y todas las venideras. Importaron miseria, crimen y desgracia.

 

Lo hicieron, supuestamente, como todo totalitario, para hacernos felices. Felices aquellos que vienen a la tierra prometida, y felices nosotros, que padecemos una multiculturizacion forzada.

 

Estas desgracias se fundamentan en la psicología del totalitario. Dando como resultado el matonaje político, el fanatismo religioso, hasta llegar a la creación de la superestructura del estado totalitario.

 

Esto no es nuevo, se repite de una manera u otra en todas las épocas en que se han acumulado millones de víctimas inocentes, siempre en nombre de locuras, fanatismos, utopías, ensayos de prueba y error y demencias que nos ofrecen alcanzar el paraíso terrenal, hoy bautizado como justicia social.

 

Los intentos por alcanzar la utopía se hacen normalmente con sacrificios ajenos. Nos quieren hacer felices e iguales (para la masa, ser igual es ser feliz, se supone, así tal vez no notan sus carencias espirituales). Todos estos desquiciados intentos concluyen con gente feliz lanzada a las chimeneas, encerrada en gulags o, en el mejor de los casos, malviviendo de su cartilla de racionamiento, o en su versión moderna, las CBDC.

 

La historia siempre se repite, solo es necesario encontrar la similitud dentro del envoltorio de moda con la que nos presentan la misma utopía de siempre.