NI LOS CHINOS TRABAJAN TANTO

¿Quién dice que los empleados públicos no trabajan? Son quienes más trabajan. En ministerios, municipios y cualquier otro cuchitril fiscal, los abnegados funcionarios públicos que han renunciado a suculentos trabajos en el sector privado, para entregar desinteresadamente su vida a quienes más los necesitan, trabajan más que la cresta.

 

El más vago trabaja tres o cuatro horas extras diarias, incluyendo sábados, domingos y días festivos, aunque los municipios y ministerios estén cerrados. Trabajan por telepatía.

 

Algunos de ellos, los más abnegados, le trabajan a la dama y al varón, media docena de horas extras diarias, incluido el 30 de febrero de cada año. Unos pocos entusiastas y trabajólicos han instalado su colchón en la oficina, ya que entre tanta hora extra trabajada no alcanzan a ir y venir a su casa diariamente.

 

¡Pero no es suficiente!, se necesitan más funcionarios y más presupuesto ¿Y si subimos los impuestos a los ricos? El bien común debe ser lo que guie nuestros afanes.

 

El esfuerzo es transversal. Esta desinteresada entrega la podemos encontrar en gobiernos de todo color político, en municipios regentados por pechoños de la UDI, buenistas DC y hasta combativos compañeros del PC. En Barbarilandia solo hay gente buena y trabajadora.

 

Es tan buena y trabajadora esta gebnte, que instan a su parentela a hacer lo mismo. Inculcan el trabajar por el bien común a esposas, hijos, hermanos, cuñadas, amantes, vecinos, parientes en tercer grado, excompañeros de colegio, excompañeros de universidad y por supuesto a camaradas, compañeros, comandantes y combatientes callejeros.

 

También trabaja mucha gente abnegada y desinteresada en las Corporaciones Municipales, que como bien sabemos, no tienen fines de lucro.

 

En municipios, ministerios, subsecretarias, corporaciones, gobernaciones, intendencias, y siga usted estimado lector porque el tiempo para enumerar se me hace corto, nadie lucra, nadie saca la vuelta, nadie enchufa a la parentela, nadie licita lápices Bic a precio de lapiceras Parker, nadie cambia luminarias a destajo ni vende fármacos a los más necesitados. En estos sagrados lugares solo podemos encontrar a gente trabajando como chinos, y si no me creen, hagan ustedes la prueba, trabajen media docena de horas extras diarias treinta días al mes, sin tiempo para almorzar ni ir al baño, y vean si se puede.