NO SE ENTUSIASMEN AUN

Todo esto es muy extraño ya que parece muy bien armado. Hemos pasado desde una campaña organizada que nos anunciaba la tercera venida de la hasta ahora imbatida comandante Claudia, a la apresurada renuncia de la Gollum, su autoproclamación como candidata presidencial con apoyos de no sabemos quiénes, y la inmediata renuncia a una candidatura imaginaria de la ex regente del lupanar. Todo esto no puede ser casualidad, en política nada lo es.

 

En este otro rincón, los pililos de la extrema derecha ridícula deliran de alegría. Cada uno de ellos ya se sobajea las manos, se suponen triunfadores dando solo un paso estratégico, ganar la primera vuelta y todo lo demas será miel sobre hojuelas contra una supuesta candidata de pacotilla, la Gollum. Todos ellos, Espumita, Cabecita de Fósforo, Alabama Star y los que vayan apareciendo en el camino, ya se prueban en su menesterosa testera la banda presidencial. De hecho, a los pocos minutos de que la Gollum anunciara su renuncia-candidatura, Cabecita de Fósforo nos informaba entusiasta, que el partido de las vuejujas pechoñas llevará un candidato al trono patrio, sin develar aun que evidentemente será él.

 

Y le tenemos al menos cinco candidatos de las derechas a la dama y al varón. Le tenemos a luca y a mil para su elección, piñeristas, anti abortistas, patrioteros, calcetineros de Milei, aduladores de Zanahorio (como si este supiera de la triste existencia de esta patulea de malos imitadores), ex promotores del ahora olvidado Bolsonaro, descarados defensores de la herencia del Gobierno Militar que haría estremecerse de miedo al mismísimo Jaime Guzmán, y lo que haga falta para triunfar en esta contienda desigual donde todos quieren tirarse a un abordaje para la foto, sin cañones, sin agua en la piscina y con víctimas siempre ajenas.

 

En resumen, gentuza de lo peor que vocifera enloquecida, tratando de demostrar ante su feligresía una supuesta prosapia que los valida como defensores del dogma oficial de la iglesia pinochetista, y que por lo tanto los autoriza como cantores de romanceros populares sobre gloriosos desenvainados de espadas, y chirriantes y desnortadas luchas culturales en la que sus adeptos suponen estar participando y dando inicio a una revolución de algún tipo con criptomonedas falsas incluidas.

 

¿Y eso sería todo? ¿Así de fácil la izquierda, siempre maestra en este tipo de trampas cazabobos entrega rabo y oreja? Noooo, jajaja, no, no lo creo. Realmente no lo creo.

 

Esta cuestión puede evolucionar de muchas maneras. Hoy voy a plantear una que me parece probable. La izquierda echa a pelear y desangrarse a una derecha que ya está peleada y sangrante. Les muestra un inevitable triunfo que les entrega en ofrenda a cada uno de ellos en la palma de sus derechistas manos, para que comiencen a luchar entre ellos, cada uno con su cacique, con su lista parlamentaria, con su cuchillo bajo el calzoncillo (o calzón), presentando al populacho bárbaro electoral una ordinaria reyerta de caníbales sin escrúpulos, y a sus descarados y demenciales lideres como fanáticos y desequilibrados (lo que en muchos casos tiene algo o mucho de verdad), degradando esas candidaturas hasta el ridículo total.

 

Mientras tanto ellos, la izquierda, se ponen de acuerdo puertas adentro para, una vez autodestruido el rival, entregar a la muchedumbre una novedosa candidatura de unidad con buenos deseos, cositas varias, sueños de igualdad y una nueva esperanza de mentira que la horda siempre estará dispuesta a tragarse sin dudar.

 

A la postre, todas estas batallas culturales que este grupo de aventureros y desquiciados presentan falazmente como luchas contra el mal rojo terminan siendo un fracaso, generando frustración entre la poblada que los sigue entusiasta en busca de cabezas de marxistas dentro de canastos de mimbre.

 

Un muy mal negocio para casi todos, salvo para sinvergüenzas y orates que han hecho de la creación de este enloquecido e impracticable discurso su medio de vida. A ellos no les importa que los tilden de ultraderechistas mientras exista un pequeño grupito de ultraderechistas que vote por ellos proporcionándoles suculentos puestos políticos y sueldazos que jamás hubiesen imaginado obtener trabajando de sol a sol.

 

Toda esta gentuza que pretende ser alguna vez en su vida la novia en la boda, la guagua en el bautizo, o el finado en el entierro, y para esto sobrepasan todo tipo de escandalosos y perniciosos límites antes inimaginables, en realidad son utilizados por la izquierda como el payaso del circo que termina recibiendo todas las cachetadas y patadas en el poto, mientras los niños y adultos que pagaron su entrada se entretienen observando el espectáculo comiendo mazanas confitadas y maní tostado, esperando el turno del león amaestrado y el enano trapecista.