jueves, 26 de junio de 2025

SEAMOS SERIOS

Sabemos que Barbarilandia no es un país serio. En este lupanar con vista al mar suceden periódicamente las cuestiones mas aberrantes, delirantes y vergonzosas para quienes aun poseen algo de vergüenza.

 

La “cuestión del robo” no puede continuar como está, y me refiero a que no puede permanecer al arbitrio de quien saquea impunemente todo lo que puede antes de que termine su periplo por el respectivo cargo.

 

Pongámonos serios, aunque sea esta vez. El robo, o lo prohibimos o lo legalizamos, porque así no hay quien viva. Y tal como descubrió el capitán Louis Renault, en Casablanca, los chilenos nos hemos enterado de que aquí se roba, y esto no puede ejercitarse al margen de la ley.

 

Somos un país serio y debemos demostrarlo ¿Qué dirían en el extranjero si se enteran de que robamos como si fuéramos una horda de vándalos saqueando Roma? ¡Que vergüenza, Dios mío! Permitir que ladronzuelos desvergonzados se salgan con la suya mirándonos a la cara, es más de lo que la muchedumbre cerebro-achurrascado puede soportar, de esa manera sólo lograremos enfurecerla, entregándola en los brazos de comunistas y frenteamplista que les prometerán un mundo feliz si votan por ellos, al tiempo que les aseguran bajo juramento no robar ni desear lo del prójimo con esa carita tan linda de plenitud democrática y trasparencia moral.

 

Si realmente pretendemos combatir el robo informal, nuestros gobernantes, siempre serios y cabales, deben presentar un anteproyecto de ley para prohibir la corrupción, el robo y todo tipo de crímenes, o por el contrario, lo deben legaliza por completo, por supuesto gravando el botín con IVA y algún impuesto especial ideado para combatir la desigualdad, el cambio climático y la discriminación racial.

 

Prohibir el robo, lo que se dice prohibirlo, no lo veo tan probable, después de todo, es necesario mantener las mejores y más arraigadas costumbres nacionales entre una población cada vez más huérfana de historias patrias que trasmitir a sus descendientes.

 

Mejor lo legalizamos, borrando así por imperativo legal todo límite que nos contenga, convirtiéndonos en ciudadanos temerosos de la ley y cumplidores compulsivo de esta, pudiendo exigir ante los tribunales de justicia nuestro derecho constitucional de robar, de tal manera que la gente decente como nosotros podamos robar a manos llenas sin correr riesgos legales y con la frente muy en alto ¡Soy una persona decente -diríamos-, robo dentro de la legalidad vigente! ¡Que viva la democracia, que para eso la recobramos!

 

 

 

 

 

 


4 comentarios:

  1. estamos congelados de frio, dentro y fuera del Blog.
    Ademas, quiza, opera tambien esa frase de "perdone Su Majestad esta carta tan larga porque no he tenido tiempo de hacerla mas corta"......pullazo al caudaloso Maximo...jejeje

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