Sabemos que
Barbarilandia no es un país serio. En este lupanar con vista al mar suceden periódicamente
las cuestiones mas aberrantes, delirantes y vergonzosas para quienes aun poseen
algo de vergüenza.
La “cuestión
del robo” no puede continuar como está, y me refiero a que no puede permanecer al
arbitrio de quien saquea impunemente todo lo que puede antes de que termine su
periplo por el respectivo cargo.
Pongámonos serios,
aunque sea esta vez. El robo, o lo prohibimos o lo legalizamos, porque así no
hay quien viva. Y tal como descubrió el capitán Louis Renault, en Casablanca,
los chilenos nos hemos enterado de que aquí se roba, y esto no puede ejercitarse
al margen de la ley.
Somos un país
serio y debemos demostrarlo ¿Qué dirían en el extranjero si se enteran de que robamos
como si fuéramos una horda de vándalos saqueando Roma? ¡Que vergüenza, Dios mío!
Permitir que ladronzuelos desvergonzados se salgan con la suya mirándonos a la
cara, es más de lo que la muchedumbre cerebro-achurrascado puede soportar, de
esa manera sólo lograremos enfurecerla, entregándola en los brazos de
comunistas y frenteamplista que les prometerán un mundo feliz si votan por
ellos, al tiempo que les aseguran bajo juramento no robar ni desear lo del
prójimo con esa carita tan linda de plenitud democrática y trasparencia moral.
Si realmente
pretendemos combatir el robo informal, nuestros gobernantes, siempre serios y
cabales, deben presentar un anteproyecto de ley para prohibir la corrupción, el
robo y todo tipo de crímenes, o por el contrario, lo deben legaliza por
completo, por supuesto gravando el botín con IVA y algún impuesto especial
ideado para combatir la desigualdad, el cambio climático y la discriminación
racial.
Prohibir el
robo, lo que se dice prohibirlo, no lo veo tan probable, después de todo, es
necesario mantener las mejores y más arraigadas costumbres nacionales entre una
población cada vez más huérfana de historias patrias que trasmitir a sus
descendientes.
Mejor lo
legalizamos, borrando así por imperativo legal todo límite que nos contenga,
convirtiéndonos en ciudadanos temerosos de la ley y cumplidores compulsivo de
esta, pudiendo exigir ante los tribunales de justicia nuestro derecho
constitucional de robar, de tal manera que la gente decente como nosotros
podamos robar a manos llenas sin correr riesgos legales y con la frente muy en
alto ¡Soy una persona decente -diríamos-, robo dentro de la legalidad vigente! ¡Que
viva la democracia, que para eso la recobramos!
jajajajaja....MAXIMO !!!
ResponderBorrarDebemos ser caballeros hasta para robar, Andres... jaja
Borrarestamos congelados de frio, dentro y fuera del Blog.
ResponderBorrarAdemas, quiza, opera tambien esa frase de "perdone Su Majestad esta carta tan larga porque no he tenido tiempo de hacerla mas corta"......pullazo al caudaloso Maximo...jejeje
Jjajaa, aqui en Santiago hay harto frio también.
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