COSAS QUE PASAN

Este año no escribí sobre el 11 de septiembre de 1973 porque me tienen hasta las bolas con weá. Si bien es cierto que la dictadura, el perro violador, el helicóptero que sobrevolaba Quintero lanzando escombro y las alabanzas al demócrata compañero Allende han dejado de ser actualidad, para dar paso a cuestiones mas wokistas como el cambio climático, la subida de los mares, el cambio de sexo, la adopción de animales en reemplazo de los hijos que las mujeres acostumbraban parir antes de su liberación final, y el reconocimiento de indios con zapatillas Nike y celulares más inteligentes que ellos como seres luminosos y apegados a la madre tierra, no falta el periodista que ante la falta de novedades para los rengalones, las abuelitas, la dama y el varón, continúa preguntando leseras, y no faltan los imbéciles que las contestan.

 

Mientras tanto, en el mundo real continúa el descomunal genocidio en Gaza, festejado por algunos, ignorado por otros y seguido en tiempo real y con lujo de detalles macabros por quien quiera. Matar de hambre a mamás con hijos chicos para que algún día estos no sean terroristas, parece ser el argumento crucial que compra la derechita valiente occidental.

 

La guerra entre la OTAN y Rusia que se lleva a cabo en Ucrania ya no la recuerda nadie. Y la nueva novedad del año es esa disparatada y supuesta revolucion que emprendieron los niños mimados huérfanos de redes sociales de la “generación z” en Nepal, algo así como el “estallido” chileno que, como sabemos, fue espontaneo y sin dirección estratégica alguna; solo pasó, tal como solo pasó el golpe de estado en Nepal y pasaron las revoluciones de colores en cada país en que los perros grandes que se reparten el planeta marcan territorio meando en cada árbol que pillan.

 

La otra novedad del momento es el debate entre los candidatos presidenciales, y el sesudo análisis que hace el populacho bárbaro sobre quien lo ganó, como si esta payasada televisada fuera un campeonato de jugar al luche en la vereda del pasaje con una caja de betún Virginia llena de arena.

 

Hay huevones que deciden su voto analizando quien “lo hizo bien”, o quien “habló bien”, o quien fue más pillo, más ocurrente o amenazante con el candidato que mas detestan. Con razón estamos tan cagados en esta Barbarilandia donde los imbéciles toman decisiones trascendentales mirando la tele mientras comen cabritas y arman un ranking con las “más mejores” respuestas ¿Dispara usted o disparo yo? ¡¿Que dice el público?! Vamos a comerciales con cecinas “Winter ya” y el Chacal de la Trompeta.