.......................Y GANÓ.

No hubo milagro. Es más, la vieja que ganó, le ganó a la vieja que perdió por el porcentaje que se esperaba, algo más del 60% por algo menos del 40%. Es lo que hay luego del experimento de la nueva derecha y el “septiembre rojo” de don 24/7. La derecha chilena retrocedió 25 años en esta elección.

El propósito de la nueva derecha de RN y la UDI populista de la UDI consistió en buscar nuevos votos para construir la nueva derecha. El resultado ha sido perder el voto de la verdadera derecha y no conseguir ningún nuevo voto. Ni el 7% que la Concertación nunca ofreció, ni el mayor post natal del mundo que la Concertación nunca pensó en aplicar, ni el mejor censo de la historia, ni los mejores feriados irrenunciables del universo, ni la interminable fila de militares condenados por haber estado ahí mientras otros arrancaban, ni las encuestas Adimark pudieron convencer a una parte sustancial de los electores de derecha que tenían que apoyar a Piñera en las encuestas y votar por Matthei en la elección ya que la alternativa es peor, ni convencieron a los votantes de izquierda que la derecha puede dar más cosas que la izquierda.

Por lejos, este ha sido el peor de los cinco gobiernos de centro izquierda que hemos tenido desde el año 1990, fecha en que concluyó el proceso de restablecimiento de la democracia, y los resultados están ahí. Piñera ha sido el Frei de 1964, prometió lo que no podía cumplir, la derecha voto por él con la única finalidad de que no ganara el otro candidato, y ahora le entrega el gobierno a la coalición más izquierdizada de los últimos 40 años.

La revolución en libertad del ’64 y la nueva derecha del 2009, solo lograron abrirle el apetito a la gallada. Pensaron que entregando la mano no les cortarían el brazo a la altura del codo, y ahora se dan cuenta que no tienen con que rascarse la nariz. Cebaron a un populacho bárbaro que tanto el ’70 como ahora pide más, más y más, y ya encontraron a quien lo promete entregar. Esta vez, tal como la otra vez, “por las buenas o por las malas”.

Si el gobierno entrante decide transitar por el mismo camino fracasado que ya hemos emprendido en otras ocasiones de nuestra historia, y que hoy siguen algunos de nuestros vecinos populistas, chavista y totalitarios, no veo quien podrá impedírselo. Si en cambio, Bachelet y su gente eligen la ruta de la sensatez y el pragmatismo, podrán gobernar merecida y tranquilamente por los próximos 20 años, o hasta que un verdadero proyecto de derecha le plantee una real alternativa al país.