Según el diario “El País” de España –de inclinación
izquierdista-, Nicolás Maduro conduce a Venezuela hacia el “socialismo real”. Aunque
Maduro lo desmiente al declarar en vísperas de la elección municipal: “Me
quiero convertir, y ya me estoy sintiendo, en el presidente obrero protector de
la clase media en el país”. Imagínense el medio presidente que se gastan los llaneros,
protector, obrero y de clase media, todo por el precio de uno. Así quien no
gana una elección. ¿Le creerá la clase media venezolana al ornitólogo y votará por
los compañeros revolucionarios bolivarianos el próximo domingo?. Puede ser, con
desesperación, el ser humano puede hacer locuras y creer en cualquier cosa.
A propósito de frases célebres, “socialismo real” no es más
que el comunismo, aunque los jerarcas de mitad de siglo XX aseguraban que lo
que se vivía detrás de la cortina de hierro era “socialismo real”, un paso
previo al comunismo que crearía, supongo, el paraíso terrenal real.
Chile, por supuesto, no les va en zaga a los europeos, como
se les ocurre. Recordemos los inventos criollos: La “revolución de empanadas y
vino tinto” de Allende; háganme esa. La “economía de la solidaridad” de Aylwin;
¿buena, verdad?. El “capitalismo con rostro humano” de no sé quién. Siempre hay
un ingenioso al alcance de la mano.
La política, y por lo tanto la hipocresía, y por lo tanto la
capacidad de relacionarse con los demás sin necesidad de relacionarse, y de
controlar al otro sin que se dé cuenta, y más encima que lo festeje, consiste básicamente
en no vender, sino, en dejar que el otro compre; y para eso el envoltorio es esencial.
Marketing le dicen ahora.
¿Quién recibiría a un gallo que se para en la puerta de su
casa a venderle “algo”?. Nadie, salvo que esté muy aburrido. ¿Y si el que se
para no es un gallo, sino un vendedor sonriente, bien vestido y con un folleto impreso?.
Ahí la cosa cambia, ¿o no?. ¿Y si el gallo no es vendedor, sino “representante
de ventas” de una empresa con nombre en inglés, aunque sea más chilena que los
porotos?. Estoy seguro que le reciben el folleto y se lo muestran a la patrona.
¿Y si el gallo, el mismo gallo, no es un gallo cualquiera,
sino, el “ejecutivo de ventas para la región metropolitana?. ¡Ah!, ¿vieron que cambia
la cosa?. ¿Y si el mismo gallo es el “product manager”, y más encima les
entrega una tarjeta de visita que lo “comprueba”?. Ahí hasta le abren la
puerta. Y ni les cuento lo que pasaría si el mismo gallo trae una tarjeta que
lo presenta como “gerente de nuevos productos e innovación”, y a la vez CEO de
la empresa, ahí hasta le presentan a la hija soltera.
Por esto es que en los próximos cuatro años Chile va a ser
el primer país en descubrir la fórmula secreta para crear la paz, la solidaridad,
la justicia social, la cohesión social, la igualdad y el desarrollo
sustentable; los pilares para lograr lo que ya saben, y que comienza con “p” de
paraíso. Y todo con plata ajena, unas dos mil leyes, y sin trabajar más de la
cuenta. Todo depende del gallo que lo diga, y nosotros tenemos a la galla más creíble
de todas.