EL MODELO SIGUE EN PIE.

La gran perdedora de esta elección fue “la calle”. Toda la propaganda espetada por los medios de comunicación, todas las razones de la sinrazón emanadas de las fanáticas bocazas de los “intelectuales de izquierda” y todas las consignas que pretendían cambiar el curso de la historia de la humanidad desde Plaza Italia, no fueron suficientes. La mitad del electorado no está ni ahí, y el 90% de la otra mitad votó por las coaliciones tradicionales y sus dos descolgados, los populistas MEO y Parisi.

Los contabilizadores de votos con AC, aseguran que un 8% de los electores marcó su voto. ¿Y qué porcentaje obtuvieron los candidatos antisistema?: más o menos el 8%. Eso vale la calle y el chavismo, con pájaro y todo: +/- 8% de los que asistieron a votar y con toda seguridad menos del 8% del total de electores habilitados para votar.

La segunda gran perdedora fue la DC. Llevó un candidato presidencial –Orrego-, para luego apoyar a Bachelet, perdió a sus senadores moderados –Alvear y Sabag-, y de no volver al famoso centro que asegura representar, puede terminar de desaparecer del senado en cuatro años más.

Los representantes de la revolución comunista-estudiantil fueron los otros damnificados. Vallejo, Jackson y Kariola fueron protegidos, o lisa y llanamente sin compañeros de lista; salvo Boric, quien ganó más bien por el regionalismo magallánico que por sus posturas extremas. Se vendieron por un cargo y demostraron que no son capaces de competir.

Perdió también la nueva derecha, el piñerismo y RN. Los triunfos de los candidatos al senado UDI legítimos y partidarios, como JVR, Von Baer, Moreira, Pérez y García Huidobro, lo confirman. Los doblajes en la II y IV regiones se debieron a irresponsabilidades y malos candidatos de RN.

¿Y en Santiago?, dirán ustedes. Pues ganó Allamand, una figura nacional, y Ossandón, que recibió un apoyo masivo en Puente Alto, y se dedicó durante años a criticar destempladamente al gobierno de excelencia 24/7; y perdieron Golborne, un ex ministro independiente, y Zalaquet, el candidato UDI de última hora.  

El modelo no se derrumbó, ni la Concertación debe sentirse presionada para hacerlo. A Chile, una vez más, solo puede salvarlo la derecha. El camino a un estado benefactor a la latinoamericana que terminará dejando al país en la quiebra, solo se puede evitar si la derecha vuelve a ser la de siempre, y le permite a la izquierda volver a un camino de moderación. La izquierda necesita culpar a la derecha de lo que no quiere hacer, diciéndole al populacho bárbaro que en realidad no lo puede hacer aunque quisiera hacerlo. Así vivimos y nos desarrollamos durante 20 años, y podemos seguir durante 20 años más.

Para lograr esto, y parafraseando al General Gustavo Leigh, es condición indispensable “terminar con el cáncer piñerista”, moda que representa toda la degradación moral, ética y política del Chile actual. Chile no merece seguir por el camino trazado por un sociópata descontrolado y la corte de paniaguados que lo sigue. La UDI y la mayoría de RN tienen una responsabilidad con el país y deben asumirla, pagando el precio que tengan que pagar.