EDUCACIÓN MUSICAL.

Al parecer la reforma educacional marxista no ha llegado al corazón de una parte del populacho bárbaro. Una cosa es recibir algo gratis y otra muy distinta es mezclarse con la chusma (doña Florinda dixit). Una cosa es ser un oportunista a la espera de que algo caiga del cielo directo a su bolsillo y otra muy distinta es darse cuenta que lo que le cae del cielo previamente se lo quitaron a él de su mismo bolsillo. Otra cosa es con guitarra.

El gobierno anda medio desesperado, el camino al paraíso terrenal de la igualdad se está complicando, y para solucionar eso no hay nada mejor que un show, una performance cultural directa a la vena del populacho. ¡Música maestro!.

Los políticos suponen, y con justa razón, que una buena parafernalia todo lo soluciona, y si eso no es suficiente se le agrega el bono para la ocasión. ¡El bono musical de la ayudista!.

Fotos, risas, apaleos a un tarro, una guitarra colgando del cogote, un séquito de paniaguados y operadores políticos rodeando a los actores principales, aplausos al por mayor. ¡Pucha jefecita que canta bien usted!. ¡Oiga ministro ¿de dónde sacó esa gracia?!.

Aunque nada de esto serviría si los canales de televisión y los diarios subsidiados por el Estado, como el pasquín La Segunda, no se prestaran para el show a prueba de ignorantes y asopados. ¡Es re afinadita la Bachelet, oiga!.

Cabros chicos, señoras con guagua, viejas copuchentas, jubilados, transeúntes perdidos entre la masa, cabritas que quieren salir en la tele, aspirantes a actriz, estudiantes universitarios harapientos y barbones, perros callejeros, un huaso, un mapuche y un exiliado por la dictadura. Todos rodean al dúo musical constituido para la ocasión y para la foto. ¡Chile cambió!.

Bachelet y Eyzaguirre lograron lo que parecía increíble, ¡superaron al payaso ególatra de Piñera!. ¡La Moneda bien vale hacer el ridículo!.