MACHUCA RETURNS.

La extrema izquierda aun no acepta la nueva reforma tributaria que deja al Estado de Chile más rico que nunca. Solo dinero no es suficiente, quieren ver como la sangre llega al río. ¡De eso se trata la revolución!. Revolución que el pueblo no pide porque no le interesa, por lo que los cabeza caliente de siempre la exigen en nombre de una gente que solo pide algo de dinerillo extra, un poco más de fiesta irrenunciable, no tanta pega y algún regalo para la ocasión.

De todas formas, la revolución perpetua sigue su curso; los marxistas leninistas devenidos en gramscianos deben sostener encendidas las llamas de la desigualdad, el imperialismo, las injusticias y el abuso de pobres, indios, maricas, pobladores, mujeres y cabros chicos. El negocio consiste en mantener el ambiente caldeado, esperando la menor chispa que lo pueda hacer explotar. Y en eso están.

Los rabanitos ya lo han advertido, la bajada de los patines va, sí o sí; la mezcolanza de rubios con morenos, también. Y pobre del que lucre. Machuca volverá en gloria y majestad al Saint George’s College para terminar la obra inconclusa de Salvador Allende, el pequeño burgués con estatua.

Sin embargo, los hijos del modelo heredado de la dictadura no opinan lo mismo. Bachelet y su jauría tienen la última palabra, deben decidir si pretenden obtener la reelección en cuatro años más, o mantener viva la exaltación de la extrema izquierda hasta chocar con la realidad. Pienso que van a ir paso a paso, los partidarios de una sociedad libre volverán a perder por poco, tal como los Leones del Maracaná en Brasil o con la reforma tributaria que hace feliz a casi todo el mundo luego de subir los impuestos del 20% al 27%. Se llama acostumbramiento, y se parece a una especie de demolición constante donde la víctima es sometida a una cantidad de golpes hasta que se acostumbra, y luego le suben la dosis diaria hasta que se vuelve a acostumbrar.