EN CHILE NO HAY INCERTIDUMBRE.

Los empresarios chilenos, y me refiero a los que componen la “Alianza Público Privada” representados en la CPC, o son muy pillos o muy giles. Tal vez son pillos y se hacen los giles, lo que demostraría su inteligencia y sagacidad, o tal vez son medios giles y solo tratan de parecer pillos, lo que demostraría su estupidez.

De cualquier forma, el caporal de la CPC anunció que las conclusiones a las que llegaron los políticos de la Nueva Mediocridad en el ya famoso cónclave, no lograron disipar la incertidumbre. Si eso piensa don Alberto Salas, quiere decir que el hombre es de los giles que se cree pillo, porque en Chile no hay incertidumbre, lo único que tenemos es la certeza que el gobierno va a cambiar todo lo que pueda por las buenas y lo que no pueda lo hará por las malas. Y lo que no puede cambiar hoy, lo hará apenas pueda hacerlo.

Entiendo a Salas, seguramente trata de ser un componedor de posiciones, ese es su trabajo, aunque con esta declaración definitivamente se pasa al bando de los colaboracionistas. ¿Qué va a decir Salas si la Claudia remonta en las encuestas a un, supongamos, 40% o 50%?. La aplanadora no se haría esperar y la supuesta incertidumbre del vocero de los oligopolios desaparecería de un plumazo.

Si las declaraciones de don Alberto son solo retórica, entonces el hombre forma parte de aquellos pillos que se hacen los giles y tienen claro que la única salvación para Barbarilandia consiste en que el gobierno termine de desmoronarse. Es lo que debió haber hecho Pablito con Lagos en lugar de prestarle ropa, crear la Alta Dirección Pública que nadie respeta y permitir el financiamiento de campañas políticas mediante artilugios, lo que hoy está pagando precisamente su partido más que los otros. Pablito nunca fue gil, aunque tiene debilidad por serlo, eso tienen los jesuitas de derecha, los de izquierda se van por el camino de la revolución sin disimularlo.

No sé qué otras pruebas necesitan algunos para comprender  que nos encontramos en medio de una revolución marxista de corte gramasciano. Tenemos un gobierno que en medio de un cambio de tendencia económica mundial que puede durar años o tal vez décadas, sin presupuesto, con un déficit fiscal creciente y sin un mínimo apoyo popular, se empeña en crear una especie de Estado Benefactor utilizando el mismo modelo que tienen los países que hoy lo están desmantelando poco a poco por ser insostenible su funcionamiento. Y ni hablar de los que miran con entusiasmo y sin disimulo a Caracas.

Si esto no es fanatismo y estulticia, no sé qué podría serlo. Y algunos aun le creen a este gobierno, o al menos mantienen dudas.