POBRE LEOPOLDO.

La injusticia venezolana, bolivariana y revolucionaria, que me imagino debe ser popular y de los pobladores del pueblo, condenó a Leopoldo López a 13 años, 9 meses, 7 días y 12 horas de prisión. Con esta sentencia, la dictadura marxista de los simios con guayabera demuestra que no solo los suizos son exactos, los venezolanos también lo son, y más aún.

La injusticia ya habló, ahora le toca responder a los carceleros de don Leopoldo López, el pobre infeliz quien pensaba que en el paraíso terrenal se puede protestar como si fuera un tugurio neoliberal, oligarca y rancio como Barbarilandia, donde los manifestantes son tratados como nobles, grandes y hermosos y su causa de demolición nacional como justa, además de estar permitida la destrucción a mansalva, la apropiación de bienes ajenos y las patadas en el poto y el hocico de carabineros en servicio. ¡No señores!, en Venezuela existe Estado de Derecho.

Los carceleros de don Leopoldo tienen un grave problema, si le devuelven la libertad al reo rematado a los 13 años, 9 meses, 7 días, 12 horas y 1 minuto, se pondrán fuera de la ley y los podrán acusar de un atentado en contra de los derechos humanos de López, además de ser acusados por un secuestro permanente de un minuto, que no será tanto, pero no deja de ser un minuto, y la ley es la ley, incluso en el paraíso terrenal.

Los reclamos por la sentencia no se han hecho esperar. Un montón de reaccionarios han propalado mentiras acerca de la realidad que se vive en el paraíso democrático, en un intento por desestabilizar al gobierno democráticamente elegido a través de una votación computacional más trasparente que el caso Caval. La CIA sin duda está detrás de esto.

Sería recomendable instar a los carceleros a que no se les ocurra ir al baño en 13 años, 9 meses, 7 días y 12 horas, o no van a alcanzar a evacuar antes de soltar a López justo a la hora señalada sin caer en una ilegalidad. De igual manera, sería recomendable instarlos a no utilizar el computador de la cárcel para ver pornografía justo en ese minuto, lo pueden hacer media hora antes o media hora después, todo sea para cumplir el formalismo, la ley, las buenas costumbres y el respeto por los derechos humanos, porque los fascistas también tienen derechos. O al menos así debiera ser.

No sé si algún ingenuo esperaba una absolución del golpista reaccionario, una pena remitida, alguna penita chicoca, o espera que el apoyo de quienes han utilizado a López, su figura y su ingenuidad va a durar más allá de lo que el caso dure en la prensa.

El lunes por la mañana los venezolanos estarán preocupados por conseguir mantequilla, la extrema izquierda considerará a López un golpista, la izquierda moderada lo considerará un preso incomodo, la derecha no ira más allá de un par de cartas de malestar y, su estupenda mujer tendrá que elegir entre esperar y guardarse como Penélope durante 13 años, 9 meses, 7 días y 12 horas, o volver a la realidad.

Pobre Leopoldo, y todo por dárselas de héroe. El va a la carcel y el resto hace su negocio.