LA ÚLTIMA PAYASADA DEL PAYASO.

El Joaco, quien las oficia de alcalde designado de La Condes (¿alguien pensó que podía perder?), tuvo su último desvarío al querer instalar una piscina pública, cristalina y populachera, en el parque aquel. Fueron tres comunas las implicadas, sin embargo la voz cantante la llevó –como no-, el Joaco. El bacheletista-aliancista pensó que era pan comido, pensó que colocaría esta ocurrencia junto a la bandera homosexual flameando en la alcaldía, las multas por vender ensaladas a las señoritas de la comuna, o al última novedad del año para los regalones, el impedimento de fumar en las plazas, a pleno aire libre, aunque podrán hacerlo en la vereda.

Tan seguro estaba el que se disfrazó de indígena del altiplano para salir en la tele, que formuló una votación comunal. Esta vez no haría llover en verano, ni instalaría piscinas en la Plaza de Armas, ni una cancha de esquí con 35 grados a la sombra. No, esta vez el dinero de los contribuyentes se dirigiría por nuevos caminos.

La voz del pueblo se escucharía urbi et orbi. Y se escuchó. Pero perdió el Joaco, un 72% de los vecinos desechó la idea y creo que puedo entender la razón: Joaquín Lavín ¡Obvio!, si cualquier persona medianamente normal e informada, puede imaginar la catástrofe que produciría una piscina de este tipo en manos de un alcalde populista, demagogo y desatado como el Joaco.

¡Fiestas populares!, ¡concursos de baile entretenido!, ¡bachata y reguetón a discreción! Radios a todo chancho, sandias por doquier, cascaras de plátano, “jurbol” descontrolado en los prados, invitación a colegios de distintas comunas, festivales gay con piqueros en pelotas y un largo etecetera. Con una fila de buses estacionados en las afueras con letreros como “los lunes de los pobres”, “los martes de las abuelitas”, “los miércoles de los haitianos”; “los jueves de los xxxxxxxx”.

Supongo que los vecinos pensaron que si lo dejan, Lavín podría trasformar el parque y su piscina monumental en el zoológico de la comuna, donde el alcalde payaso exhibiría a todas las minorías que sumadas se transforman a una supuesta mayoría que gana elecciones. Un parque-piscina-plataforma electoral del alcalde payaso.

Para controlar el espectáculo, una pléyade de inspectores municipales controlando fumadores, piroperos, perros que cagan en el pasto y demás degenerados inaceptables. Con Lavín de guaripola. Y claro, todo financiado por los vecinos, a través de sus contribuciones de bienes raíces y patentes municipales, los mismos que no podría asistir al parque luego de las invasiones cotidianas.  

El Joaco comprobó algo. Una cosa es ganar la elección municipal corriendo solo, y otra muy distinta es que la gente concuerde con sus locuras populistas, con el uso de la comuna para sus aspiraciones electorales futuras, con dilapidar fondos de los contribuyentes para salir en la tele y por sobre todo, con pensar que la gente es estúpida y no se entera que ha sido utilizada para todo lo anterior. Lavín gobierna con los votos de la derecha para satisfacer a los “progres”. A eso se le llama traición.