LA CHAUCHERA DE SEBASTIÁN.

Piñera abrió la chauchera. Sabemos que será insuficiente, siempre es insuficiente si el que negocia está en una posición de debilidad. Piñera lo sabe, así ganó su dinero. Este ofertón desesperado es equivalente a ofrecer un pedacito de tierra y mar a Evo Morales; o entregarles un milico más a los comunistas para que se deleiten. Ni la extrema izquierda está preocupada por los beneficios sociales, ni el Evo está preocupado por el mar, ni quienes suponen que todo lo merecen se conformarán con veinte o treinta lucas más para el bolsillo. No es eso. Esto se trata del poder.

Se comenta que Venezuela le está pasando la cuenta a todo el vecindario que apoyó la farsa del presidente encargado. Recordemos, el show de los paquetes de tallarines y la cumbia a todo chancho. Es posible, Maduro y Diosdado lo dijeron.

No está de más recordar que aquí mismo se advirtió sobre la estupidez de Sebastián. Las relaciones internacionales deben responder a intereses permanentes de la nación, no a intentos de fama del “estadista” de turno que la regenta. Piñera fue demasiado lejos para intentar subir en las encuestas y lograr reconocimientos internacionales. No todo se puede negociar y no todo se puede hacer. Chile no es el país de Piñera, Piñera es el presidente de Chile.

Si es así, y yo creo que sí lo es, eligieron la fecha perfecta. Entre las declaraciones de Sebastián sobre que Chile es un Oasis, y el festival de la COP 25 que prepara para satisfacer su ego, con Greta incluida. Doña Cecilia le tiene el frac planchado, veremos si lo puede usar. Justo entremedio suben el pasaje del Metro, olvidando la experiencia de su primer gobierno, cuando se les ocurrió terminar con el subsidio al gas en Punta Atenas para ahorrarse unos cochinos pesos, provocando otra quemazón. Sebastián y sus mascotas no tienen tino.

Todos estos proyectos, una vez en nuestro parlamento repleto de sinvergüenzas, demagogos, oportunistas y demás gentuza de mal vivir, pueden terminar en cualquier cosa. Sabemos que cada uno de nuestros honorables intentará pasar a la historia exigiendo y proponiendo lo más bizarro. Puede entrar un problema y salir una desgracia.

Mientras tanto, la orgía de incendios, atracos, asesinatos, robos e intimidación continúa. Los jóvenes idealistas, compañeros de ruta, combatientes sanguinarios y aspirantes a comandante se deleitan soñando con la revolución y el caos perpetuo. Esto durará hasta que sus jefes lo decidan, o al populacho bárbaro ya no le quede nada más que robar.