TRIUNVIRATO VENEZOLANO.

No fueron suficientes dos presidentes, el de facto y el encargado. Ahora Venezuela tiene tres presidentes, uno elegido por votación, digamos que un presidente de los de toda la vida, más allá que sea corrupto o tenga cara de mono, y dos de la Asamblea Nacional, uno elegido por la oposición y otro por los oficialistas.

Me parece una buena solución, un presidente para cada lado y así no se pelean entre ellos. El próximo paso será dividir el país en dos, un lado para los más malos y el otro para los menos malos. Sola faltaría decidir quiénes se quedan con el lado que tiene petróleo.

En Chile podríamos intentar el mismo sistema. Dividimos el país en dos mitades. Para incentivarlos, la izquierda se queda con todo el cobre y nosotros con la constitución de Pinochet y Guzmán. En cinco años los de acá seremos casi desarrollados y los comunachos de la otra mitad estarán arrancando para el lado de acá, luego de tomarse todas las minas de cobre en nombre de la igualdad y los derechos del pueblo.

El problema de mi plan casi perfecto es ese, que dentro de cinco años los comunistas saltarían la valla y nos llenaríamos de gentuza indeseable dispuesta a trasformar nuestro lado de acá en otro lado de allá. Así no hay quien viva.

La otra solución sería que a todos quienes no queramos convivir con gentuza malviviente, nos compren nuestra participación en Chile, digamos que nuestros pedazo de país, y con ese dinero nos compramos una casa en algún lugar civilizado, y si nos sobra algo de plata, una par de propiedades más para vivir de las rentas. También nos tendrían que comprar a precio de mercado y pagando en efectivo, todas nuestras propiedades, bienes y negocios, así no tendríamos que volver nunca más y la gentuza malviviente se libraría de compartir el vecindario con “fachos”.

Sí, esta sería la solución, vendamos el país a esta gente, antes que continúe desvalorizándose, y luego, cundo lo manden a la quiebra, los recompramos en un tercio de su valor.