DESPUÉS DEL VIRUS.

Quien lo iba a imaginar hace un par de meses. Todo podía ir peor. Extraño aquellos soleados días y largas noches de saqueos y crimen organizado y desatado. Hordas de atorrantes deambulando por las calles cargando televisores y computadores en camionetas, mientras carabineros y militares los cuidaban por si tropezaban y caían de hocico. Miren donde hemos caído en solo un par de meses. Enfrentados a un enemigo invisible que mata más que un comunista incendiario, y a un futuro económico de terror. Que ruina, Dios mío.

Al menos los comunistas y sus mascotas nos entretienen con sus repetitivos discursos, sus propuestas grandilocuentes, su supuesta sabiduría científica y sus contradicciones cantinfleras. Son un chiste. El virus no tiene ni una gracia, nos mantiene encerrados y no pretende irse por las  buenas (en esto se parece a los comunistas) ¿Será rojo el Coronavirus?

El único encantado con el Coronavirus es Sebastián, quien se encuentra en su salsa. Tiene la oportunidad de transformarse en el héroe de la jornada administrando su pequeño feudo en tiempo de crisis. Sabemos que es su fuerte y, ya lo ha dicho, tal vez es el mejor para este momento.

Por su parte, Dios y la Virgen nos han protegido, librándonos de Nuestra Señora de los Milagros, quien a estas alturas estaría esperando la decisión del comité de expertos, mientras sus paniaguados idean la fórmula de estatizar todo.  

Aunque sabemos que “detrás de la cruz, se esconde el diablo”. Tal vez Sebastián termine fortalecido luego de esta pandemia, aunque no lo suficiente para satisfacer su enfermo ego, por lo que no me extrañaría si hace uso de la última oportunidad de pasar a historia como un mal bicho apoyando el “apruebo”. Me tinca… No sé por qué.