LA NUEVA RELIGIÓN.

Hordas enfurecidas descabezan estatuas por todo el orbe. Cristóbal Colon fue racista en 1492, según anuncian los expertos que saben de estas cosas. Aunque Colon fuera un judío de Valencia dedicado al comercio de telas. HBO retiró de su catálogo la extraordinaria película “Lo que el Viento se Llevó”. En ella aparece una esclava negra que quiere a su ama blanca ¡Horror! No sabemos aún de ejecutivos del canal arrodillados besando zapatos negros a personas ídem.

La empresa anuncia que solo será por un tiempo (si los dejan), luego la emitirán con una advertencia tipo “el consumo de esta película puede producir racismo”. Connotados museos del primer mundo retiran obra de sus paredes por desnudos que puede cosificar a las mujeres, aunque en You Tube dignas damiselas muestran tetas y potos a granel a cambio de unos cuantos “likes” y los dólares que logran a cambio.

En Barbarilandia renunció la flamante Ministra de la Mujer, luego que la horda las emprendiera contra ella por declaraciones ciertas y racionales de hace unos años. Además es rubia, bastante potable y pinochetista. No es feminazi, ni responde a la tipología de moda, tipo señora de la pobla como la Claudia y sus amigotas o la mascota de Piñera que no nombraré para no ser y tratado de cualquier cosa. Si usted pretende ser ministra de este gobierno, deber ser ciega, sorda y muda, mal peinada, no utilizar redes sociales, no emitir opiniones, debe ser negrita, patitas cortas, pelo corto y ropa salida de Patronato, no de Patrolais. Debe visitar matinales, escuchar la voz de las redes sociales que no son censuradas y saber bailar. Debe arrodillarse ante los nuevos dioses y repetir las consignas oficiales. Arrepiéntete pecadora.

A Cristian Warnken lo lapidaron por entrevistar a Mañalich. Mire usted que andar entrevistando al enemigo, no señor, los medios de comunicación no están para eso. Así son estas cosas, el mismo Warnken tiró harta leña al fuego durante años, prueba de ello es que aún mantiene su trabajo de “difusor de ideas”. Se las da de intelectual, racional y razonable, mientras se escora hacia el lado que da de comer.

No hable, no piense, no haga nada, no sea que mañana en la mañana o en un par de siglos más caiga en desgracia. La horda criminal y vociferante no razona. El tiempo no lo borra todo. Y el nuevo Dios no perdonará nuestros pecados. Confieso que he pecado. Por mi culpa, por mi gran culpa.