CAJITAS FELICES.

Sebastián continúa firme, junto al pueblo que insiste en despreciarlo ¿Es masoquista S.E.? Su estatua bien vale las tres millones de nuevas cajas de mercadería que repartirán entre quien las pida. Nada de "vouchers" ni depósitos en cuentas Rut, que pueden ser utilizados en la compra artículos considerados por el totalitarismo estatal como “no esenciales”. El Estado de Chile conoce nuestras necesidades mejor que nosotros mismos. Nada de compras en el almacén de don  Lucho, las cajas son más “colorientas” y el negocio de las grandes empresas que las rellenan, mas importante.

Esta vez serán cajas “Premium”, según pontificaba el intendente Guevara, perro fiel de su amo. Estas incluirán productos destinados a cubrir lo que un cura jesuita denominaría “pobreza multidimensional”, un nuevo “hit” zurdo evacuado de mentes expertas en armar cuática con todo aquello que rime y suene lindo, y que nadie entienda, de tal manera que todos puedan imaginar a sus anchas.

Esta nueva dosis de cajas de mercadería incluirá por ejemplo, una útil cajita de condones, especialmente pensados en la felicidad de la sufriente y abnegada dueña de casa. Tendremos una caja de mercadería con perspectiva de género, útil, coqueta y provechosa. Después de todo, la natalidad nacional ya está cubierta luego de la importación no tradicional de cientos de miles de haitianos que se reproducen de manera acelerada a lo largo y ancho de todas las poblaciones del país. Una oscura y multitudinaria explosión demográfica se cierne sobre Barbarilandia.

Ya lo saben damas y caballeros pobladores y clase media chilena. La noche de pasión corre por cuenta de Sebastián, acuérdense de eso al día de la próxima encuesta de popularidad. Y ustedes cabros, avíspense, abran una botellita (no le cuenten a nadie, porque está prohibido) para tratar de curar a la vieja y averiguar si se le ocurre cambiar el pijama de franela por un uniforme más “ad hoc”, mandan a los cabros chicos a la pieza del lado, les ponen YouTube, y a festejar, con la foto del presidente de algunos chilenos en la cabecera del ring de cuatro perillas.

Mientras el gobierno reparte condones a “quienes más lo necesitan”, no se vislumbra la apertura de comercios e industrias consideradas “no esenciales” para la futura estatua de Sebastián, ni para la mantención de la “paz social”. Créditos blanditos con perdonazo incluido, retiros previsionales que jamás serán devueltos, cajas milagrosas que matarán el hambre y harán las noches más cálidas. Todo sea por un Chile más justo y solidario, o como diría el Joaco desde su casa en San Carlos de Apoquindo, más pobre y más feliz.