NUEVA NORMALIDAD Y RECOMENDACIONES PARA SEBASTIÁN.

No todo puede ser crítica al gobierno. Es cierto que van de torpeza en torpeza y de totalitarismo en totalitarismo, pero debemos comprenderlos, todo es por el empeño en mantener la paz social y beneficiar a quienes más lo necesitan. Y si de paso sacan una estatua para el jefecito, mejor aún.

Tal vez yo, que al más puro estilo Ossandón (a propósito, ¿qué fue de él?), me considero con más calle que los chupamedias, zorrones y aspirantes a gente linda que adulan a S.E., intentaré guiar a Sebastián por el camino de la cordura. Supongamos solo por hoy que soy el Administrador Provisional de Palacio y necesito llegar al fin de mi mandato oficial, aunque sea en apariencia ¿Qué haría?: Fácil; escucharía la voz del pueblo, colocándome a su altura.

Primera medida: Ministerio de las Cajas. Un grupo de expertos diseñará el contenido de las cajas felices. Por ejemplo, porotos tórtolas en la caja de invierno, un costillarcito en otoño, primores de cereza corazón de paloma en primavera y una gran sandía de Paine en verano. Las cajas podrían diseñarse de acuerdo a la temporada. Colores vivos en época de calor, con fondo refrigerado y, un poco más sobrio en temporada otoño-invierno, con plástico ecológico protector por si nos llueve sobre mojado. Azul marengo proponían las abuelitas en tiempos de Maricastaña, para referirse a algo sobrio ¿Cuál será el azul marengo? ¿O era gris marengo? ¿Aun estará de moda? Necesitaremos una asesora de imagen sentada en la mesa de trabajo, ojala “millenials” e “influencer”, con aro en la nariz y todo lo necesario para “crear impacto”. Sebastián gozaría con su presencia. Yo no.

A esto, por supuesto, debemos agregar una subsecretaria de las cajas, con sucursales regionales y una superintendencia para fiscalizar su contenido. Los cabros del “techo” podrían ayudar en la repartija, así entran al redil de Sebastián y se aseguran con una peguita para más adelante, conocen a alguna polola, salvan su alma y se sienten top de los buenos que son. Lavín y Longueira durante sus años mozos dormían a veces en alguna población, comían pan con huevo y tecito La Rendidora pa’l desayuno, y vean ustedes hasta donde llegaron. El buenismo puede ser la gasolina de una carrera meteórica hacia la riqueza y la fama.

Anunciaré una protección total y social para todo aquel que corra, repte o vuele dentro del territorio nacional. Estudiarán, trabajarán, comprarán, vacacionarán, viajarán, tomarán helados, mirarán matinales y noticieros y todo lo que sea necesario hacer desde la casa. Nada de virus chinos ni cuentos chinos. Nada de colas en micros ni cajas de supermercados. Todo vendrá molido y masticado por el estado protector antes de ser entregado al pueblo. Soy social.

Sigamos: La nueva constitución la podremos redactar por Twitter. Necesitamos ideas frescas, innovadores, transversales (tres adjetivos, las malas costumbres se pegan) Ahí aparecerán novedades como mas dinero para quien lo necesite; derechos de perros y gatos a una vivienda digna y ecológica; una dosis de hamburguesas veganas en las cajas felices; una rebaja sustantiva en la carga académica del futuro de Barbarilandia; sueldos dignos, pensiones dignas, salud digna y una vida digna y lucrativa. Soy un crack diseñando el futuro. Le salió competencia al Fraude Amplio.

Eso por ahora. Será grito y plata, como el delantal blanco de la Dostora.