JUGANDO A SER RAMBO.

 

La frustrada operación comando contra Temucuicui ha dejado las páginas de los diarios. No murió ningún aborigen, por lo tanto no hay mucho de donde rascar una noticia.

 

Según nos informa la prensa seria, el gobierno y la PDI, un ejército de 850 policías recolectado desde diversas oficinas de Barbarilandia, y premunidos de unas pistolitas con 30 balas, tal vez por si acaso se les atravesaba un conejo, las emprendieron contra los malos de esta película en caravana, con balizas, helicópteros, camionetas y toda la parafernalia propia de una serie del FBI. Era una cuática operación secreta.

 

Secreta hasta que se dieron cuenta que un grupo de compañeros comandantes los esperaban a balazo limpio. Ya me imagino a los policías aterrados, arrancando, pensando en su frustrada jubilación, los comisarios del INDH y unas vacaciones en Punta Peuco. Balas iban, pero no venían. Los malos disparando y los buenos arrancando. Barbarilandia es un país en pelotas, degradado, una vergüenza.

 

Un comando con una docena SAS, SEALS, o cualquier grupo militar en serio, en medio de la noche, sin sirenas, autos, payasadas y ridiculeces, da de baja a esa tropa de flaites ordinarios del tercer mundo en media hora. Ni hablar si este espectáculo degradante de un grupo de delincuentes atrincherado en medio del campo sucede en Rusia o algún país sin ridículos INDH rojos. No queda ni uno solo para contar la historia.

 

En Barbarilandia todo es al lote. O inventan el payasesco Comando Jungla, o matan al atorrante de Catrillanca por la espalda y luego esconden la grabación, u 850 PDI dan la hora como cabros chicos. Espero que ante la muestra de efectividad, no se le ocurra invadirnos a algún país vecino en busca de territorio, un poco de mar, o alguna islita huacha de por ahí, porque la veríamos fea.

 

Mientras las autoridades chilenas advierten a los milicos sobre los derechos humanos de los invasores, la comandante Claudia pide una guerra sin muertos ni heridos, y los chantas del INDH se dedican a grabar las operaciones secretas, los ejércitos enemigos ya se pasearían por el Parque Arauco comprando recueros del país enemigo para tener historias que contarle a los nietos.

 

El Estado Chileno hace aguas por todos lados, está regentado por gentuza, pililos de poca monta y ganapanes de la peor clase, cuyo único fin parece ser cobrar lo más posible, jubilar lo antes que se pueda, y de ser posible robar lo que encuentren antes de que se lo robe otro.