JUNTOS HASTA EL FIN

Intentaré adentrarme en temas más “empáticos”, así estaré a la moda y al mismo tiempo evitaré que los amigos católicos y patriotas del Blog continúen enojándose con este servidor. Reconozco que he pecado.

 

Iniciaré mi proceso de reconciliación blogera con un primer acto reivindicativo: En Barbarilandia hay demasiados rojos y demasiados negros. Vamos bien… Estuve a punto de caer en la tentación de agregar que además tenemos demasiados indios, sin embargo, desistí a última hora, ya que algún gen aborigen pudo haber ingresado como polizón al linaje católico y patriota de varios o todos los amigos del blog, y echaría por tierra mi acto de contrición. No nos desubiquemos, ese tema será mejor descartarlo, no olvidemos que hay indios buenos y malos, que generalmente coinciden con nuestros indios y los de ellos.

 

En mi segundo acto reivindicativo pensé agregar que además hay demasiadas zorras, madres y monjas, aunque tal vez esté cometiendo un error estratégico debido a que algunos o todos mis amigos católicos patriotas pertenecen a alguna de esas aficiones. Nadie es perfecto, no todos podemos ser panaderos.

 

En lo que seguramente coincidimos sin dudar, es en el rol que cumplen las fuerzas armadas y de orden, quienes son el reservorio de la moral nacional. No hay milico malo. En las instituciones armadas no existe corrupción, todos utilizan el pelo corto y desfilan como dioses. Además, están esperando el momento adecuado para salvarnos de la ignominia roja, acontecimiento que puede producirse en algún momento de los próximos cuarenta años, ya que a ninguno le preocupa su suculenta y merecida pensión, y no antepondrán sus espurios intereses personales a las necesidades de la patria. Se colocarán a la altura de Prat. Supongo que estaremos de acuerdo, salvo que Hugo nos recuerde los tanques, los aviones, las cutufas y los pasajes al Caribe. Pero ese es otro tema.

 

Continuemos: Lavín es un payaso; Piñera una rata; Longueira un traidor; Allamand debió quedarse en el desierto; la Tere es una mujer valiente, gran paridora y seguramente buena cocinera; el cuesco de la aceituna que se esconde alevosamente dentro de la gloriosa empanada de pino no es un problema de diseño, sino de implementación; Prat no se resbaló; el desastre de Rancagua fue culpa de los jesuitas; el obrero chileno es mas trabajador que los extranjeros, más honrado y más responsable; nuestra cordillera es la más blanca, nuestras mujeres las mas carnuditas y nuestra bandera la más bella, aunque la convención roja pretenda cambiarla por algo más revolucionario.

 

Sobre el clero quiero ser breve: Existen dos tipos de curas, los buenos, quienes han sido víctimas de un complot rojo internacional, y los malos, que coinciden con que son curas rojos, todo ellos unos depravados que prostituyeron la palabra del señor y las posteriores modificaciones de su vicario. No podemos confundirnos. Lamentablemente en estos aciagos momentos de la patria, todos guardan sigiloso silencio, los buenos y los malos, los nuestros y los de ellos. Al parecer Dios nos ha abandonado.

 

Como pueden comprobar, somos todos uno. Nadie podrá contra nosotros. En noviembre, todos los patriotas juntos, acompañados por la familia de José Antonio, la familia militar, los curas buenos y los empleados del Bavaria, lo coinvertiremos en el próximo presidente de Chile. He dicho.

 

PD: Espero que me perdonen, de verdad.