LEGALIZANDO LA BARBARIE

No tengo ningún tipo de expectativa con la nueva constitución. En el mejor de los casos será un desastre, y en el peor de ellos nos provocaría una guerra civil, salvo porque no veo una contraparte deseosa de colocar las cosas en su lugar. En estos casos las alternativas son solamente dos, o guerra civil o dictadura comunista. Es decir: Dictadura comunista ¿Qué no? Pues lean historia antes de opinar livianamente.  

 

La nueva constitución, tal como he sostenido desde hace años, se basa en una idea principal: legalizar el robo. Sin poder robar dentro de la ley (léanlo bien: robar dentro de la ley ¿cachan la ondita?) no hay proyecto válido. Robar fuera de la ley se llama robo, hacerlo dentro de la ley le dicen solidaridad.  

 

El segundo punto es el político. Partamos de la base de que la democracia es solo un mito. Cada cual la interpreta de la manera que mas le conviene. Es un hecho que para muchos Cuba es una “democracia popular”, y la tiránica y criminal ex RDA era la “República Democrática Alemana”. La lista es larga…

 

La democracia se sostiene débilmente en elecciones en que millones de personas que no saben que hacer con su vida pretenden diseñar la vida de todos los demás. De ahí nace la “Lista del Pueblo” y otras organizaciones, horda de fanáticos, ignorantes, resentidos, maliciosos y gentuza de lo peor actuando de mala fe, que planean, apoyados por “intelectuales de izquierda” un delirante (para ellos perfecto) mundo de pizarrón y planilla Excel.

 

La democracia, entonces, es una mentira si no se respeta la ley justa y el sometimiento de todos a ella. Ley justa entendida como el respeto a la ley natural y sentido común de las cosas, algo que ya hace unos tres mil años, por ejemplo, dejaron por escrito los sabios en al menos cinco de los diez mandamientos: No matarás; no robarás; no mentirás; no levantarás falso testimonio; no codiciarás lo de tu prójimo. Cinco conceptos que permiten la convivencia entre las personas. Si usted, respaldado por una votación popular transgrede estos cinco principios elementales, no tiene democracia posible, solo una dictadura totalitaria y criminal de mayoría.

 

El verdadero demócrata, es decir, quien cree en una república basada en leyes justas, entiende lo siguiente: Primero está la ley; mas abajo las instituciones, y mas abajo los administradores circunstanciales de estas instituciones, llamados políticos, que deben someterse a la ley y las instituciones.

 

Los totalitarios -por ejemplo quienes controlan la convención constituyente-, invierten la idea. Primero está el político, quien basa su poder en una supuesta voluntad popular conseguida por medio del cohecho (usted vote por mí, yo robo en su nombre y repartimos el botín entre todos); más abajo están las instituciones controladas de manera torticera por los políticos y, por último, una ley que desprecia la ley natural, la ética, la moral y el sentido común; reduciendo a esta a lo que conocemos como ley positiva, es decir, se puede legalizar cualquier cosa respaldados solo en una mayoría. Pueden desconocer los cinco puntos antes mencionados solo por el imperio de la ley.

 

Así las cosas, a través de la historia se ha legalizado la tortura; el robo (expropiaciones, nacionalizaciones, etc…); la mentira (verdades oficiales); el crimen (aborto), falsos testimonios que llevan a la muerte del acusado y al expolio de sus bienes (ex URSS, ex RDA, etc…), discriminación racial ante la ley (Alemania Nazi, Sud África y ahora Chile, entre otros países) y demás bellezas democráticas.

 

Nunca debemos olvidar que, por ejemplo, los crímenes cometidos en la China de Mao, la ex URSS y la Alemania Nazi, estaban respaldados por la ley de esos países. En fin…