AMOR VERDE

En un comienzo supuse que se trataba de una desquiciada broma de mal gusto, pero me equivoqué. Efectivamente existen los “eco sexuales”, depravación sexual que ha sido reconocida legalmente al menos por el momento en España, país que cuenta con una deuda pública del 125% del PIB y en constante aumento, parte de cuyo monto seguramente es destinado a financiar colectivos ecosexuales y fomentar la fornicación con floripondios y lenguas de suegra. https://800noticias.com/video-ecosexuales-un-nuevo-genero-reconocido-en-espana

 

Uno de los puntos del manifiesto ecosexual dice: “Hacemos el amor con la Tierra. Abrazamos sin pudor los árboles, masajeamos la tierra con nuestros pies, hablamos eróticamente con las plantas”, lo que no deja de ser un tema interesante para un redactor de Blog.

 

Fomentar relaciones ecosostenibles con la madre Tierra, en un contexto de cuidado del medio ambiente y con la debida observación de la perspectiva de género ecológica, no deja de ser una idea revolucionaria, que sin duda podría terminar cualquier día de estos en el matrimonio de algún enamorado galán y un gladiolo, a quien se comprometerá cuidar y amar hasta que la muerte los separe, sequías mediante.

 

Los eco sexuales declaran hacer el amor con la tierra, al tiempo que se dividen entre cuatro subcategorías; acuófilos, terrófilos, pirófilos y aerófilos, dependiendo de las inclinaciones específicas de cada enamorado. No sé qué sucederá en el caso de alguien que se declara terrófilo, y comienza de un momento a otro a auto percibirse acuófilo, y si eso estará permitido o sería considerado como algún tipo de perversión antiecológica. Las dudas siempre existen.

 

Mi asombro e interés por el tema me llevó a ahondar en la investigación, constatando que además existen dendrófilios, quienes practican sexo con vegetales y muebles; los abasiófilos, quienes sueñan con fornicar con inválidos, especialmente quienes utilizan aparatos ortopédicos para las piernas, apoyos vertebrales, yesos o sillas de ruedas.

 

También existen los formicófilos, quienes practican actos sexuales con insectos, normalmente hormigas, arrastrándolas por su cuerpo, especialmente por los genitales. Estos me tinca que tienen cabida en algún subgrupo de los eco sexuales.  

 

Existen también las feministas eco sexuales, dadas a practicar el coito con árboles, acto que les permite conectarse con la naturaleza y salvar al medio ambiente de la depredación. No sabemos si los sauces, pinos y robles dan su consentimiento previo o se trata de un acto de abuso arbóreo, recordemos que solo sí es sí, y el simple movimiento de una rama al viento no indica autorización del árbol para ser toqueteado impúdicamente por cualquier feminista con debilidad por ramas y troncos.

 

Ahora entiendo algunas situaciones que hasta hoy no tenían explicación. Resulta que he observado con inquietud a uno de los vecinos del edificio instalarse en el estacionamiento a observar con detención los cardenales que tengo en el balcón, y no fue solo una vez, sino tres o cuatro, siempre a la misma hora.

 

Me armé de valor y le pedí a mis plantas que cuido como si realmente fueran mis hijas carnales que me dijeran, a macetero quitado, que estaba pasando. La flor rosada comenzó a transformar su color pálido en rosa oscuro y de inmediato me di cuenta de que algo estaba pasando. Me reconoció que cada vez que el vecino la mira a ella “le pasan cosas” ¡Tate!, lo sospechaba.

 

Pues bien, estas cosas no me hacen gracia alguna, por lo que le advertí que solo puede salir de esta casa de blanco y bajo las leyes de Dios y la de los hombres. Es eso o nada, informalidades aquí por ningún motivo. Y en eso estamos…, esperando la decisión del vecino, esta juventud podrá estar acostumbrada a revelarse. pero aquí mando yo. No faltaba más.