ROBO SIN FINES DE LUCRO

Regresemos a Barbarilandia. Aquí nuestro ejército de mercenarios, mercenarias y mercenaries ya han logrado el poder, demostrando día a día sus aviesas intenciones. Están dedicados a continuar el latrocinio de manera atrevida, compulsiva y descarada. Han contratado a toda la horda de compañeres con quienes calentaban el asiento en la universidad. Las corporaciones, ONG, fundaciones y todo tipo de artilugios para defraudar al fisco aparecen como callampas. Y los cargos de mayor importancia han sido tomados sin ningún tipo de por todo tipo de atorrantes de la peor calaña, los peores modales y la ignorancia más desmoralizante.

 

Y el dinero no alcanza…

 

Claro, así como va a alcanzar, por lo tanto, se está fraguando impúdicamente un “pacto fiscal” entre los unos y los otros, pacto que por supuesto, pagaremos los de siempre, es decir, quienes no hemos pactado nada.

 

La dama y el varón no pueden quejarse de falta de imaginación de nuestros pactistas. Le tenemos de todo: Impuestos a los ricos; impuestos a los super ricos; impuestos para igualar la cancha; impuesto para bajar de los patines; impuestos verdes que protegerán animales y plantas; impuestos azules que descontaminaran nuestro mar que tranquilo nos baña; impuestos para terminar con la pobreza; impuestos que nos entregaran una educación pública, gratuita, de calidad y sin fines de lucro de los demás; impuestos a los combustibles que contaminan; impuestos a las bebidas azucaradas que nos engordan; impuestos a los alcoholes y el tabaco que nos vuelven adictos; impuestos los bienes raíces, la herencia, las donaciones, timbres y estampillas y cualquier movimiento que un maldito ahorrador o capitalista intente hacer.

 

Ni hablar de los dos grandes impuestos que financian a los parásitos estatales; el IVA, impuesto por comprar; y el impuesto a la renta, impuesto por haber ganado el dinero que utilizamos para comprar, invertir o ahorrar. Y sí, tambien existen otros impuestos al patrimonio, como las patentes municipales.

 

Y el dinero no alcanza...

Claro, como va a alcanzar, si aquí todos roban.