ESA ENFERMA PULSIÓN POR DESTRUIR

Chile es un país barbárico, y quien lo niegue, miente. Es cierto que existen países aún peores, como Haití, Venezuela o gran parte de África; aunque también debemos reconocer que existen muchísimos casos de países más civilizados que el nuestro. No me imagino a coreanos, japoneses, suizos o daneses procediendo de esta manera. En Chile es habitual. https://www.emol.com/noticias/Nacional/2023/07/06/1100272/lautaro-poda-de-arboles.html

 

Lo que en Barbarilandia es considerado normal, en otros lugares no lo es. Recuerdo que durante el mundial de futbol de Brasil -otro ejemplo mas de barbarie colectiva- hice la comparación entre la horda de atorrantes fanáticos hinchas chilenos que irrumpieron en un estadio de la peor manera, rompiendo y golpeando a todo lo que movía; y los educados hinchas japonese que demuestran su cultura limpiando el lugar que ocupan en el estadio antes de retirarse, lo que volvieron a demostrar en el último mundial que la corrupta y descarada Fifa le regaló a Messi ¡Odio la barbarie!, no puedo evitarlo.

 

Si hay algo que detesto es la destrucción de árboles y el pintarrajeo de muros. Es lo más incivilizado, barbárico, ordinario y miserable que puede existir. Agrego a estos ejemplos la destrucción de la naturaleza. No se trata de ser un fanático de la calentología o un desquiciado animalista, por supuesto que no se trata de eso, se trata de la eterna lucha entre civilización y barbarie; se trata de ser una persona decente; se trata de que, en Chile, generalmente, el populacho bárbaro no es capaz de admirar la belleza que podemos descubrir en lo simple; lo agradable que es vivir en un lugar limpio. El populacho bárbaro no comprende la vida sin destruir, quemar, ensuciar, rayar, emporcar. En Chile la mayoría de los huevones son unos salvajes.  

 

Puedo comprender la lógica de un ladrón que vive de su criminal oficio. Hasta podría entender la desquiciada mentalidad de un pobre infeliz que goza odiando a un “rico”. Incluso, es posible intentar imaginar de alguna manera el resentimiento de muchos. Lo que no es posible comprender para ninguna persona medianamente civilizada, es a gente que destruye por destruir, incluso destruye su propio entorno, la multicancha de su población, la misma donde él y sus amigos y hermanos juegan al futbol; el paradero de micros de su barrio, el que él, su padre, su madre y sus abuelos utilizan; el jardín de la plaza donde juegan sus propios hijos y que la municipalidad acaba de remodelar.

 

Un país civilizado no puede reducir la vida de la gente a regalar cosas y bonos, a entregar leseras gratis, a legislar sobre estupideces ideologías, a venderse a la agenda globalista. Yo creo que un país habitado por gente normal que pretende desarrollarse y civilizarse, debiera comenzar por enterrar todos los cables de electricidad; cuidar, regar y mejorar árboles y jardines; arreglar veredas; impedir que rayen las paredes. En resumen, crear un ambiente que llame a la civilización, algo que, por supuesto, no se consigue en los colegios, en las universidades, ni menos aun comprando celulares ni zapatillas caras.

 

¿Puede existir algo más gratificante que vivir en un lugar limpio, ordenado y cuidado? ¡Ah, y me olvidaba! ¿Sería posible agregar también sin tanto ruido reguetonero?